Sábado picante

Sábado picante
Fachada de la Corte Suprema de Justicia. ISAAC ORTEGA


Por enésima vez, tenemos que sufrir la gastada, fatigante y atosigante declamación de la sagrada oración a la que se ha encomendado el delincuente: el principio de especialidad. Tras una condena en firme, tras un larguísimo proceso a cuestas, con la intervención de los más destacados –o mejor pagados– abogados penalistas del país, todavía hay magistrados de la Corte Suprema de Justicia que creen que se debe analizar si este sujeto goza de tal privilegio.

Sus abogados ni siquiera defienden la inocencia de su cliente, sino el derecho divino que, según ellos, le asiste de estar por encima de los mortales –culpable o no– porque lo ampara el celestial principio de especialidad. Pero lo preocupante no es lo que digan sus abogados, sino que los magistrados, que fueron consultados un millón de veces sobre ese asunto, ahora quieran discutir lo especial que es su distinguido llorón. Es como querer exhumar un cuerpo, después de un año de estar bajo tierra, para ver si aún respira. ¿No es un disparate?

Señores magistrados, ¿cuál es su interés en desenterrar ese muerto? ¿Es que quieren oler la fetidez de sus despojos? ¿O que se les impregne su pestilencia? Sus abogados no hablaban de otra cosa en cada recurso que interponían. Si tanto querían analizar su especialidad, ¿por qué no lo hicieron cuando estaban a tiempo, cuando no tenía el peso de una condena en firme sobre su espalda? ¿Y para qué hablar de eso ahora si se supone que sus fallos son inapelables y de obligatorio cumplimiento?

Aunque era de esperarse, qué decepción que los magistrados Cecilio Cedalise, Olmedo Arrocha, Carlos Vásquez Reyes y Ángela Russo quieran discutir sobre un tema cerrado. Además, debemos preguntarnos esto: Si quieren analizar lo especial que es el tipo, ¿cómo habrían votado? Estoy seguro de que la dama de la justicia que adorna sus despachos tiene solo uno de sus ojos vendados, como lo tendría un pirata.

Semanas atrás, alguien me preguntó cómo yo veía esa votación. Probablemente un 5-4, respondí, tal como resultó ser la votación del jueves. Luego, la pregunta obvia: ¿Quiénes crees que estén a favor de admitirla? Respuesta: Russo, Cedalise Vásquez y Arrocha. ¿Lo tienes confirmado? No, pero si ya tienen un patrón de voto en casos de alto perfil, ¿no deduces cómo votarán?

Cuando Cortizo sugirió para magistrado de la Corte Suprema a Vásquez Reyes, me dije, iba bien… pero hasta ahí. Empero, al final del conteo, cinco aciertos de seis intentos, ¿no es un buen récord? Por ahora pienso que quizá lo mejor de Cortizo fueron esas designaciones, salvo el señalado. Los otros son de Varela, que se fue cargando el peso de errores imperdonables, como esas designaciones en la Corte. En su conjunto, esta Corte sigue siendo imperfecta, pero al menos, en este caso, vemos el interés de varios magistrados de cumplir su rol: hacer justicia. Pero insisto en que la cobardía, el parasitismo, el timorato, el interés particular, las influencias, el amiguismo y el comercio siguen siendo problemas muy graves en la Corte Suprema.


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