Sabrina Bacal sin censura: los desmanes de Lucy



Un panorama devastador en términos de desigualdad educativa revela el último informe de UNICEF. En nuestro país hay 120 mil niños y jovenes fuera del sistema escolar. La exclusión educativa golpea más a quienes menos tienen. Mientras en la ciudad de Panamá el promedio de años de escolaridad supera los 12 años, en las comarcas no llega a los 5 años. La tasa de analfabetismo es de 5.2% a nivel nacional, pero en las zonas indígenas alcanza el 34.8%.

Es una realidad vergonzosa, que desafortundamente se pondrá peor. Y es que a Lucy Molinar se le ha ocurrido cambiar la forma en que se distribuyen los dineros del FECE o Fondo de Equidad y Calidad de la Educación. En 2019, las escuelas de los corregimientos más pobres del país recibian $150 anuales por estudiante, dinero que compensaba en parte las enormes carencias. Ahora se ha uniformado la suma a $60 por alumno a nivel nacional ignorando, y por ende agrandando, la enorme brecha educativa.

Veamóslo con un ejemplo dado por Yair Velásquez de Jóvenes Unidos por la Educación: una escuela en Gualaca, Chiriquí, con 150 estudiantes, pasará de recibir $22,500 anuales a solo $9,000. Es una reforma que profundiza la desigualdad y pone en peligro la supervivencia de las escuelas más vulnerables.

¿Nos sorprende que la ministra Molinar haya tomado una decisión así? La verdad es que no, porque con sus actuaciones parece empeñada desafiar no solo el bien común, si no hasta el sentido común.

Pongamos la cuestionada compra de laptops por $241 millones en el contexto de la realidad nacional. La Defensoria del Pueblo señala que el 91% de las escuelas panameñas carece de servicios básicos, mientras que UNICEF advierte que cuatro de cada cinco estudiantes de 15 años, a duras penas saben sumar y tres de cada cinco no entienden lo que leen. ¿De que servirán las laptops en escuelas sin luz ni internet y cómo las usarán estudiantes que no saben leer? Un proyecto tan opaco y descabellado, que ni el gabinete lo ha aprobado.

Podemos hacer el mismo ejercicio con los carros que le donaron para ella lucirse en televisión con los 17 maestros nominados a la Orden Manuel José Hurtado. El Banco Mundial estima que el 78% de los docentes en áreas rurales no cumplen con los estándares de formación. ¿Tendrá la ministra algún plan en ese sentido, distinto a distraernos con el show de los autos que, en sus propias palabras, le regalaron sus “grandes amigos a los que le pide cosas”?

En un país con cifras de desigualdad educativa escandalosas, tenemos a una ministra que lejos de proponer políticas públicas coherentes y apropiadas, anda ocupada en justificar los carros y las laptops. La pelicula de Lucy ya la vimos y la secuela promete ser peor. Como en otros de sus dramas, me atrevo a predecir el final: no mejorará la educación y ella terminará victimizándose.

LAS MÁS LEÍDAS