La salud cognitiva se refiere a mantener saludable las funciones del cerebro. La cognición designa al conjunto de las funciones que realiza nuestro cerebro que nos permiten realizar diversas actividades en la vida diaria. Estas funciones se hacen más importantes cuando somos personas mayores.
Hoy, las ciencias médicas han logrado que las personas vivan más tiempo. Esto ha incrementado las enfermedades crónicas no transmisibles, como la demencia que afecta sobre todo a personas de 60 años de edad y más. Si bien aún se usa el término “demencia senil” cuando alguien igual o mayor de 60 años empieza a tener problemas cognitivos, esta expresión dejó de utilizarse a medida que aparecieron metodologías con mayor precisión para detectar los diferentes tipos de demencia. En la actualidad, podemos ponerles nombre y apellido a las demencias. Así, la demencia con mayor prevalencia mundial es la enfermedad de Alzheimer.
Recientemente, se dio a conocer que Chris Hemsworth, actor que protagoniza a Thor en las películas de Marvel, tiene una predisposición genética a padecer la enfermedad de Alzheimer. Hemsworth tiene una alteración en el gen APOE - una doble copia del alelo e4 -, lo que representa 10 veces mayor probabilidad de sufrir de Alzheimer en el futuro. Nuestro grupo de investigación PARI-HD (Panama Aging Research Initiative–Health Disparities) realiza la detección de este gen en una cohorte de personas mayores en Panamá. Es importante recalcar que esta predisposición genética no asegura que la enfermedad se desarrolle y, como otras enfermedades crónicas, sus síntomas pueden ser prevenidos o retrasados mediante acciones adecuadas.
La organización Panamericana de la Salud (OPS) define el envejecimiento saludable como un proceso continuo de optimización de oportunidades para mantener y mejorar la salud física y mental, la independencia y la calidad de vida a lo largo de la vida. Casi la mitad (40%) de los casos de demencia podrían prevenirse o retrasarse si se redujeran 12 factores de riesgo: presión arterial alta, tabaquismo, obesidad, bajo nivel educativo, depresión, diabetes, inactividad física, discapacidad auditiva, aislamiento social, consumo excesivo de alcohol, lesiones en la cabeza y contaminación del aire. Al no tener medicamentos aprobados para la demencia, podemos tomar acciones individuales que tendrán consecuencias directas en nuestra salud.
El autor es doctor en biotecnología e investigador del Indicasat-AIP, e integrante de Ciencia en Panamá
