El abordaje de la pandemia por covid-19 ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Al inicio, los recursos y la atención estaban destinados a pruebas diagnósticas y a la gran cantidad de personas que estaban enfermando. Luego, el enfoque fue la creación y aplicación de las vacunas. En la actualidad, expertos en salud mental y ciencias sociales buscan aumentar el interés en la salud mental, un tema al que poca atención se le presta y el cual es fundamental para el bienestar de la población.
Reportes internacionales señalan que uno de los efectos más devastadores de la pandemia es la afectación multidimensional de la salud mental. Las restricciones, pérdida de empleos, pobreza, enfermedad y/o hospitalización propia o de seres queridos, duelo, entre otras consecuencias de la pandemia, se asocian a la depresión, la ansiedad, el estrés, la incertidumbre, el miedo, la irritabilidad, el aislamiento, y a la soledad.
Es evidente que la pandemia no ha afectado a todos por igual. Diversos estudios internacionales han señalado que las disparidades sociales exacerbadas por la pandemia pueden agravar los problemas de salud mental en algunas poblaciones. Se ha evidenciado que ser mujer, tener un menor nivel socioeconómico, tener enfermedades mentales previas y pertenecer a grupos raciales y étnicos marginados se asocia a una peor respuesta psicológica y psiquiátrica.
En agosto del presente año, nuestro grupo publicó el primer estudio sobre el impacto de la pandemia en la salud mental en personas adultas en Panamá. El estudio, publicado en Frontiers in Public Health, fue llevado a cabo por investigadores del Instituto de Investigaciones Científicas Avanzadas y Servicios de Alta Tecnología (Indicasat AIP), de la Universidad Santa María La Antigua (USMA) y de la Florida State University (FSU). Los resultados señalaron que la mayoría de los participantes reportó haber sido afectado negativamente por la pandemia, siendo las áreas más afectadas las relaciones sociales, la economía y la salud mental. Más de la mitad de la muestra reportó tener síntomas moderados de estrés. Los resultados más importantes evidenciaron que ser mujer, ser más joven, tener enfermedades psiquiátricas previas y el aislamiento social se asocian a mayores síntomas de ansiedad, depresión y estrés.
Nuestra investigación resalta la importancia del estudio de la salud mental, especialmente en las personas más vulnerables. El aumento de problemas en salud mental genera baja productividad, problemas en las relaciones sociales y discapacidad. Por tanto, la inversión en la prevención y atención de la salud mental es esencial, y el enfoque debe ser biopsicosocial. No hay salud sin salud mental.
La autora es investigadora y docente de la Escuela de Psicología de la USMA e Indicasat AIP, e integrante de Ciencia en Panamá.

