Sumar buena fe, liderazgo y una jerarquía transformadora logrará un bienestar social sostenible.
“La política tradicional no permite conocer la realidad diaria de la Caja de Seguro Social (CSS), que está en etapa terminal. Sin embargo, utilizando la herramienta de eficiencia conocida como ‘diagnóstico situacional’ llevado a cabo por profesionales idóneos, independientes y apolíticos, se puede evaluar si la gestión es eficiente o corrupta, y si se cumplen los reglamentos, normas y protocolos de manera vinculante, con rendición de cuentas. Actualmente, la CSS está secuestrada políticamente, sometida a la discrecionalidad manipulada.
Se maquillan los detalles de la gestión diaria de atención en salud, lo que impide hacer los ajustes pertinentes, a pesar de contar con un capital humano técnico y administrativo de excelente calidad, que ha sido arrasado por el ‘tsunami politiquero’. Este equipo está desmotivado y confundido debido a la mafia política enquistada en la institución, lo que también afecta la transparencia en el manejo y estatus de los fondos de la CSS.
Tradicionalmente, esta información ha sido monopolizada por los círculos cercanos a la Presidencia y la Asamblea Nacional. Es evidente que la CSS sigue secuestrada, una secuela de gobiernos anteriores, que la han tratado como un botín político: unos $7 mil millones de presupuesto y 42 mil puestos de trabajo. En cada administración se tejen argumentos discrecionales, excusas egocéntricas y manipulaciones, siguiendo una tradición que Noam Chomsky describiría como una estrategia para mantener el control, como se ha visto en las compras de rubros, carnes y otros alimentos.
Respetuosamente, presidente José Raúl Mulino, confiamos en su valentía y buena fe para renacer la CSS mediante una nueva ley. No se deje confundir por la tradición de su círculo cercano, que podría ocultarle la verdad, distrayéndolo con asuntos menores. Es una práctica común en estos círculos ‘panameños’, donde se actúa con base en suposiciones como ‘creo, intuyo, pienso, opino, me parece’, sin considerar la verdadera situación. La política de salud ha deshonrado la meritocracia, priorizando la participación partidista, recomendaciones y clientelismo, en lugar de la experiencia y probidad personal.
Ojalá nombre una comisión por seis meses compuesta por idóneos e independientes, y mejor aún si incluye extranjeros de países con buenos sistemas de salud como Uruguay y Costa Rica. Este diagnóstico situacional permitiría realizar los ajustes necesarios en el personal, adecuar las instalaciones sanitarias y optimizar el uso de recursos, medicinas e insumos. También se podría elaborar una ley o reglamento en sintonía con los avances científicos mundiales. Panamá tiene un tesoro invaluable en su capital humano, con más de 30 mil profesionales técnicos que, con verdadero nacionalismo, y basados en un diagnóstico situacional con reglamentos humanizados, garantizarían el cumplimiento de lo establecido en la Constitución, capítulo VI, artículo 109, que obliga al Estado a velar por la salud de todos los habitantes del país, que ya superan los 4.5 millones.
La salud es un estado de bienestar en todo sentido, un derecho inalienable del ser humano, que la política criolla tradicional ha soslayado y manipulado discrecionalmente a través de los grandes medios.
Presidente Mulino, Panamá lograría un bienestar social general y reduciría sustancialmente la desigualdad y pobreza actual si transforma sosteniblemente la gestión diaria de la CSS para que sea efectiva, eficiente y eficaz, con un costo-beneficio positivo para la nación. Permitir que la CSS recupere su autonomía y sea gestionada bajo los principios de la meritocracia, sin interferencias de la política partidista, sería un paso fundamental para el país.
El autor es médico retirado de la CSS.