Empiezo por parafrasear ese dicho atribuido a Sócrates y muy aplicable a los panameños: “Yo, al menos, sé que no sé nada”, un fiel reflejo de lo que ocurre cada jueves en esas conferencias de prensa, donde lo más importante es lo que se omite. Hemos vivido la transformación de un “Mero Macho” a un “Mero Micho” y ahora, mutado en un “Mero Mudo”.
Es incomprensible que se suscriban acuerdos a espaldas del pueblo panameño, como ha estado ocurriendo desde la llegada de delegados del gobierno del desquiciado, con atribuciones plenipotenciarias que amedrentan al más plantado y nos dejan en la incertidumbre de saber si nos invadieron o, más bien, si vendieron Panamá. ¿Tenemos una nueva generación de panameños imitadores de Bunau-Varilla?
Nos enteramos hace unos días, por medios internacionales, de que Panamá había firmado sigilosamente un acuerdo con el Comando de Operaciones Sur de Estados Unidos, permitiendo el entrenamiento colaborativo a largo plazo de nuestras fuerzas de seguridad. ¿Será que el Mero Mudo, en su afán de secretismo, ya firmó un “acuerdo de invasión” o la hoja de ruta para una?
Gran casualidad que, en el comunicado de la Embajada de Estados Unidos, fechado el 21 de marzo, se informó que el lunes 24 de marzo llegarían al país cuatro helicópteros y dos aviones de transporte del Comando Sur para realizar ejercicios conjuntos con nuestros estamentos de seguridad. Curiosamente, esto no se mencionó en la conferencia del jueves 20 de marzo. Pareciera que los estadounidenses operan con total libertad en nuestro territorio, sin necesidad de comunicarlo al Gobierno Nacional, o que el Mero Mudo ni siquiera se enteró para mencionarlo en su conferencia de prensa. Algo huele mal.
Vale recordar que lo que ha sucedido en los últimos meses responde a la típica táctica de Gringolandia para infiltrarse en los gobiernos locales. Esto se asemeja bastante a la estrategia utilizada por la CIA con el “MAN”: lo adularon, lo entrenaron y armaron a las nefastas Fuerzas de Defensa, lo mantuvieron en el poder durante años para que hiciera el trabajo sucio y, cuando les traicionó y cambió de bando, no les quedó otra opción que invadirnos para llevárselo. ¿Estarán buscando a los inexistentes militares chinos en Panamá, en una operación similar a la que hicieron en Medio Oriente en busca de armas nucleares que nunca encontraron?
Hechos que despiertan sospechas
Desde que el desquiciado externó hace unos meses su intención de apropiarse del Canal de Panamá, han ocurrido eventos que nos hacen cuestionarnos si estamos ante una invasión silenciosa o ante la venta de nuestra soberanía. Veamos:
Se han firmado en secreto dos acuerdos con agencias o estamentos militares estadounidenses, uno para “protegernos” de ataques cibernéticos y otro para entrenar nuestras fuerzas de seguridad. Ambos implican la presencia de efectivos militares en suelo panameño. ¿Cuántos son? No lo sabemos, ni tenemos acceso a los detalles de esos documentos.
En Darién, se informó sobre la presencia de 200 efectivos militares debido a los migrantes repatriados, pero ¿será verdad? Lo más probable es que sean muchos más.
Se está concesionando a un estadounidense traidor un área privilegiada para instalar una marina, que bien podría servir como atracadero para navíos de guerra. El Mero Mudo dijo hace unas semanas “que pa’ ti no hay na’”, pero parece que “del dicho al hecho, hay mucho trecho”.
Pretenden apropiarse de los puertos de Balboa y Cristóbal mediante una maniobra con un fondo de inversión estadounidense, lo que les permitiría controlar quién llega y aplicar tarifas extraordinarias a buques vinculados con China, tal como ya hicieron en su propio territorio.
Corre el rumor de que un grupo estadounidense está en proceso de adquirir, o ya compró, todo el globo de terreno del Fuerte Sherman y sus instalaciones. Ningún funcionario ha desmentido esto. Sería un lugar perfecto para acantonar un contingente militar considerable, lejos del ojo público.
Un grupo de senadores y congresistas estadounidenses visitó al Mero Mudo. Traían una agenda, pero nada se ha dicho al respecto.
Está pendiente la ratificación del “pelao” de 34 años como embajador, sin trayectoria diplomática y cuya única cualidad parece ser su entreguismo hacia el desquiciado y su respaldo incondicional a sus mentiras sobre la “recuperación” del Canal de Panamá. ¿Tendrá el Mero Mudo el valor de negarle el beneplácito o seguirá con su entreguismo? Seguramente el pánico cundirá con la amenaza de revocación de visas. Ya veremos.
La desconfianza en estos funcionarios sumisos, serviles y carentes de transparencia ha sembrado inquietud entre los ciudadanos. El secretismo en torno a temas de soberanía deja una mala espina. Todo indica que algo nefasto para Panamá podría estar ocurriendo. Esperemos que no se trate de una hoja de ruta similar a la que implementaron para llevar al “MAN” al poder.
Adivinemos: ¿Qué es negro, tiene cuatro patas, cola y hace “miau”?¿Cuándo nos daremos cuenta de si nos invadieron o si nos vendieron?
El autor es ciudadano.