Siempre me pregunto cómo podemos ir a un torneo electoral con las mismas reglas de la corrupción. Es una verdad que duele. El mismo Tribunal Electoral desde el inicio de la “democracia en Panamá-votar y elegir”, con la peor Corte Suprema de Justicia en los últimos 20 años; con una Asamblea de diputados clientelistas que actúan como representantes de corregimiento; con los mismos vicios y corruptelas anteriores a la “democracia”; con ninguna persona “condenada” por actos de corrupción; en fin, el candidato “más de lo mismo” saldrá con el 25% del padrón electoral de un total de 8 candidatos aproximadamente. Esto se llama no querer a Panamá. Odebrecht+Blue Apple+MECO+partidas circuitales+FCC+Cobranzas del Istmo+PAN+CSS+MOP+juntas comunales+deuda pública+intereses+contrabandos+ACP+dietas+viáticos+viajes+botellas+partidas discrecionales+etcétera. La paciencia se agota.
Tenemos que exigir que nuestras autoridades envíen con carácter de urgencia la planilla 080 a la Dirección General de Ingresos a fin de que se les audite y se les obligue a pagar el 30% de impuesto sobre la renta con carácter retroactivo.
Quizás ir pensando en promulgar la ley de pago de impuesto por actos de corrupción. Exigir a nuestras autoridades que paguen… ¡ya!
Ciertamente, la democracia no es solo votar y elegir.
¡Qué gran hallazgo! Es obvio que las elecciones no instituyen un sistema democrático, en el cual son una condición necesaria, pero no suficiente. Entre otras cosas, un partido dictatorial o teocrático que gana una elección no instaura una democracia, se sirve de ella, caso Venezuela.
La democracia es discusión pública, que requiere participación ciudadana y cambio a la carta magna sin miedo a que los constituyentes se mantengan en sus puestos… Es más saludable que el pasar del tiempo sin que pase nada.
El autor es abogado