Si algo ha sido práctica común es el desprecio por la historia de los pueblos por parte de gobiernos a los que poco les ha interesado conservar el pasado, porque les muestra un presente que los pone al descubierto. Así, las políticas económicas desarrolladas, en nombre del progreso, han arrasado con el pretérito histórico.
Ejemplo de esto fue la desaparición de las viviendas de Coco Solo y toda la gran infraestructura, que incluía extraordinarias edificaciones, demolidas para dar paso a la actividad portuaria.
Como narra el historiador Max Salabarría Patiño: “El hotel Washington estuvo a punto de ser demolido durante la administración del presidente Robles (1966-1968). Se acariciaba la idea de construir en su lugar un hotel al estilo del hotel La Siesta de Panamá. Era alcalde de Colón Mario Julio, y fue él quien más se opuso al proyecto, con alto grado de sensatez. El presidente atendió su recomendación de restaurar el hotel, en vez de destruirlo. La restauración se hizo una vez que el IPAT dio el hotel en concesión a la empresa Hyatt”.
El edificio que albergaba la iglesia ortodoxa griega y otros, han terminado en manos de depredadores o convertidos en dormitorios de orates y mendigos. En la actualidad, se acarició la idea de mover, con malsana intención, el Mausoleo de los Mártires, mientras que el edificio de la gobernación sigue cubierto con una lona y rodeado de una cerca, y poco o nada se sabe de los trabajos que se le hacen.
De manera insensata, fue demolido el edificio ubicado en calle 7 y Central, que fuera sede del Cuerpo de Bomberos y, después, del Departamento Nacional de Investigaciones, convirtiéndolo en área de estacionamiento de un supermercado. Al igual que estructuras que sirvieron para la actividad cinematográfica han quedado convertidas en almacenes.
Parece que la idea de fondo es poner la ciudad de Colón en manos de sectores económicos para su usufructo, sin importar el daño que ocasionan a la historia, que sí le interesa al pueblo, como parte de su pasado y razón de existencia. Por eso, demoler la casa Wilcox, es demoler parte de Colón. Hay cosas que por lo que representan deben preservarse a costa de todo. La casa Wilcox, construida en 1913, ha resistido el paso del tiempo, al igual que las mentiras de políticos demagogos que la han usado para ganarse a un pueblo, engañado todas las veces. Hoy, de manera irresponsable y criminal, se piensa en su demolición. Tal vez, eso quedará en intención, pues la resistencia ciudadana no permitirá, como fue el caso del Colegio Abel Bravo, ese atentado contra la historia.
