La razón por la cual los candidatos a la Presidencia de la República no abordan el tema de “cómo” resolver la situación de la Caja de Seguro Social (CSS) es porque sienten que para el pueblo lo prioritario es corregir el déficit financiero del sistema de jubilaciones, que es lo más controversial e impopular; sin embargo, la verdad es otra… y tan obvia que nadie la ha podido ver.
Me atrevo a asegurar que, como lo menciona un buen amigo, desde la perspectiva del pueblo, la afectación más trágica de la CSS tiene que ver con el pésimo, despreciable… e incluso criminal servicio de salud. Las interminables filas en la madrugada para obtener una cita para dentro de meses, cuando sienten que están muriendo hoy. Si necesitan cirugía, el día de la cita no hay camas disponibles… y cuando finalmente consiguen una, por ejemplo, para una cirugía de corazón abierto (solo con pensarlo da miedo), la noche anterior la cancelan porque “no hay insumos”, y esto se repite una y otra vez, mes tras mes, provocando un miedo constante y mortal. Hace unos días, los pacientes de cirugía de corazón abierto abandonaron sus camas y salieron a la calle a protestar; llevaban hasta 5 meses hospitalizados en este cruel Vía Crucis (todo esto dentro del modernísimo y recién inaugurado (y equipado) Hospital de la nueva Ciudad de la Salud. Acto seguido, el “jefe” culpó al doctor a cargo e indicó que no se habían llenado correctamente no sé qué formularios y otras tonterías burocráticas… y lo amenazó con “realizar una auditoría”, cuando estas deberían ser procedimientos comunes en cualquier administración.
¡Son vidas las que se están perdiendo, señores! Vidas de panameños que han mantenido a la CSS toda su vida; ¡tienen derechos!
Sugiero que un candidato podría decirle al país: “en el primer día de gobierno estaré en el Hospital de la Ciudad de la Salud y despediré a todos los responsables de esta cruel actitud, incluyendo –por supuesto- a todos los corruptos, y seguiré exigiendo hasta que todos los insumos estén disponibles, hasta que todos los medicamentos necesarios existan… y el que dé excusas se va… ¡y punto!
Al mismo tiempo, sugiero que, al igual que con el salario mínimo cada 2 años, se forme una comisión tripartita gobiernos/empresas/sindicatos, que tendrá 60 días para resolver y sanear el sistema de jubilaciones. Si en 60 días no hay acuerdo, el gobierno –utilizando su mandato popular- decidirá… sin excluir el análisis necesario de parámetros… y punto.
Entonces se procedería con la Ley de la CSS. Cualquier director que no presente un estado financiero auditado anualmente el día de su vencimiento, irá a prisión… y la junta directiva se reformará para que sea una junta verdadera, no un instrumento para beneficio personal y para acomodar a amigos y familiares.
Este sería el “cómo”… y todo se llevará a cabo durante los primeros meses de gobierno con el mandato del voto popular. En el nuevo gobierno, el candidato debe declarar que “posponer el problema de la CSS será un tema prohibido para el Presidente de la República. No se aceptarán excusas ni se podrá culpar a terceros. Esta solución será obligatoria y responsabilidad del Presidente de la República.
Para todos esos “asesores” de campaña que siguen diciéndole al oído a los candidatos “no te arriesgues”, “hay que llegar primero antes de actuar”, infórmenles que hay que romper el empate con valentía. Eso es lo que quiere el país: un Presidente racional pero firme, valiente, que venga a gobernar y a cambiar las cosas con fuerza, honestidad y buen criterio. Si necesitan confirmación de que sí se puede elegir tomando riesgos, observen las experiencias de Nayib Bukele y Javier Milei. El país necesita un líder que tome riesgos y haga lo que todos sabemos que hay que hacer.
El autor es fundador del diario La Prensa.

