MOÑONA. Tito Afú ha vuelto a quejarse (por segunda vez en una semana) porque no le han permitido designar a aquellos copartidarios que caminaron con él en campaña. “No he podido nombrar y es un problema. Y bueno, se lo dejo a Dios, al presidente y a todos los que tienen que ver con eso”, dijo. Esta gente piensa que la planilla es un botín político más.
Tito Afú está molesto porque no ha podido nombrar.
— La Prensa Panamá (@prensacom) October 29, 2024
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ATORADO. Ayer, en la Comisión de Presupuesto de la Asamblea, la sesión se estancó porque los tres diputados que conforman su junta directiva se ausentaron a la vez. A Chello Gálvez, que en ese momento se había ido a almorzar, casi se le atraganta la empanada cuando Betserai Richards, muy diligentemente, fue a avisarle que tenía que regresar al salón. Y de una vez se lo llevó, sin siquiera darle oportunidad de empacar las boquitas. Debe haber sido la primera vez que Chello es visto caminando con tanto afán.
PROMESA. En julio pasado, cuando el MEF comunicó que implementaría una contención del gasto público y devolvería todos los vehículos alquilados, también anunció que se crearía una comisión para revisar “el tamaño del gobierno”. ¿Alguien sabe qué pasó con eso? Más allá del anuncio de su conformación, ¿se conoce quiénes son sus miembros y dónde se reúnen? Al final, esto va a ser como la mamita de Trespatines: todo el mundo ha escuchado de ella, pero nadie la ha visto jamás.
LENTOS. Por cierto, también en julio (el día 28, para ser exactos), el MEF informó que habían concluido las vistas presupuestarias de las 96 entidades. Si ya tenían toda la información, ¿por qué tardaron 71 días en llevar la propuesta a la Asamblea? Ahora faltan dos días para que terminen las sesiones ordinarias y solo han sustentado siete entidades. Ayer le tocaba a la Procuraduría de la Nación, pero como a las 7:00 p.m., Caraballo se retiró sin decir una palabra, cansado de esperar su turno. Debe haber un pedazo de la historia que el MEF todavía no ha contado, porque lo que ha dicho hasta ahora no justifica lo que está pasando.
VERBORREA. Ayer, en la audiencia, Zulay intentó intervenir en varias ocasiones, por lo que el juez de garantías le llamó la atención y le explicó que tenía que esperar a que él le diera la palabra. El sofoco de la (¿ex?) imputada era que archivaran la causa, no solo para ella, sino también para el proceso que se instruye en contra de su esposo, su socio y la madre de este. Tendría que quedarse callada y no quejarse tanto: al final, la estrategia de evadirse y darle largas al caso le funcionó.
