MENSAJE. RM está compartiendo imágenes de las conversaciones por WhatsApp de un dispositivo celular, supuestamente para documentar que Juan Carlos Varela tenía “pinchado” a José Raúl Mulino. Sin embargo, en la captura se hace referencia a Valentín Martínez Acha, quien en esa época supuestamente estaba “preso” por el “caso FP” (siglas de Financial Pacific). Valentín, eventualmente, sí fue condenado, pero por blanqueo de capitales en el caso New Business, al igual que Martinelli. De hecho, en su afán por eludir esa condena es que el loco convirtió a la embajada de La Alameda en su “barricada”. ¿Por qué están filtrando ahora conversaciones en las que aluden al hermano del canciller? ¿Será que antes sí le cogían el teléfono y ahora no?
REAPARICIÓN. Los diputados Raúl Pineda y Jairo Bolota Salazar llevaban meses sin aparecer por el pleno legislativo, dejando sus curules a cargo de sus respectivos suplentes. Pero ayer estuvieron presentes, puntuales y acicalados. Pineda incluso tomó la palabra para presentar un proyecto de ley sobre la ludopatía. La presencia de ambos es más inquietante si se toma en cuenta que el pleno se declaró en sesión permanente hasta agotar la discusión en segundo debate del proyecto 163, que modifica la ley orgánica de la CSS. Algo traman y seguramente no es nada bueno.
TIRO DE ESQUINA. Ayer, el presidente Mulino y el director de Pandeportes, Miguel Ordóñez, se trasladaron a Santiago de Veraguas para la inauguración del estadio de fútbol Aristocles “Toco” Castillo, una obra que se licitó por $4.8 millones, pero que acabó costando $10.4 millones. El estadio tiene 2,700 butacas, 32 palcos, 80 estacionamientos y 17 kioscos para la venta de alimentos y bebidas (los cuales serán adjudicados en concesión). El brindis de apertura le costó a Pandeportes $35,227. ¿Eso lo sabrá Mulino? No tarda la Presidencia en emitir una resolución ordenando la suspensión de estos festejos.
BLABLABLÁ. Si la discusión en segundo debate del proyecto de reformas a la CSS se hará en tres bloques y si cada diputado hace uso del tiempo completo que le corresponde (media hora por bloque, con derecho a segunda vuelta), serían hasta 213 horas de intervención, según cálculos del diputado José Antonio Pérez Barboni. Imaginen cómo serán esas jornadas si ocurre lo mismo que ayer, cuando convocaron al pleno a las 10:00 a.m., pero empezaron a sesionar a las 4:00 p.m. Y que a Dino Mon y Fernando Boyd no se les ocurra hacer otros planes, porque a los diputados les gusta que ellos estén ahí para atender cualquier pregunta, aunque sea alguna repetida. Se nota que hay gente que no sabe lo que es perder medio día de trabajo.