MOTÍN. Más que un país, Panamá últimamente se parece más a una competencia de lucha libre que se salió de control. Es como una inmensa reyerta donde siempre hay alguien arremetiendo contra alguien. El blanco de la embestida de ayer fue nada menos que el contralor Anel Flores, por una horda de funcionarios de la Asamblea, molestos porque ahora se les pagará cada quincena con un cheque y no por ACH. En medio de esta marabunta, la dirigencia de la Asociación de Servidores Públicos Legislativos impidió a gritos que el pleno sesionara (so pretexto de que no se podía llevar a cabo la transmisión por televisión), aunque había quórum reglamentario, y se declaró “en paro”. Es como si nos amenazaran a todos los panameños con hacernos un favor.
OBJETIVO. Ayer, en otra esquina del mismo tinglado, casi linchan a Jorge Bloise. El diputado independiente presentó una propuesta para expulsar de la carrera legislativa a aquellos funcionarios que no cumplen con los requisitos legales y, por algún motivo, eso convirtió a algunos en verdaderos barrabravas. Aunque ese anteproyecto no tiene relación alguna con la acción de la Contraloría, los ánimos se caldearon tanto que hubo que colocar agentes de seguridad en el despacho de Bloise, ya que la turba estaba dispuesta a romper la puerta de vidrio a golpes para ingresar por la fuerza. Solo faltaban tropas de choque en la Asamblea.
DEBATE. Con la Asamblea convertida en un patio limoso y en vista de que ayer se celebró el funeral del exdiputado Francisco Brea (su hijo homónimo es miembro de la Comisión Legislativa de Gobierno), no se reanudó la discusión en primer debate del proyecto de ley 235. La sesión se pospuso para este martes, a las 9:00 a.m. El proyecto concede amnistía a Martinelli, Varela o a cualquier funcionario que haya laborado entre 2010 y 2015 y que esté ligado a los casos New Business, Blue Apple o Odebrecht. ¿Por qué mejor aprovechan y reforman las leyes orgánicas de los ministerios e instituciones, y de una vez le agregan a sus dirigentes el derecho a robarle a la población?
OFERTA. Crispiano Adames siempre quiere ser presidente de algo (de la Asamblea, del PRD, del país…), por tanto, permanentemente existe la posibilidad de que venda su alma a alguien. Ahora está de lo más cotizado, ya que su voto rompería el empate técnico en el que aparentemente está sumido el proyecto de la amnistía “política” en la Comisión de Gobierno, instancia a la que corresponde aprobarlo en primer debate. Por un lado, están los cuatro diputados que votarían a favor (Camacho, Ariel Vallarino, Raúl Pineda y Didiano Pinilla) y, por el otro, los que se han posicionado en contra (Brea, Manuel Cheng, José Pérez Barboni y Roberto Zúñiga). ¿Ya ven por qué es importante escoger buenos diputados en las urnas y que los operativos contra el crimen terminen bien?