IRONÍA. Camacho ya debería estar retirando los carteles que dicen “Free Martinelli”, después del bofetón que recibió el proyecto de ley de amnistía política durante su discusión en primer debate. Según él, la propuesta buscaba “combatir la corrupción” y, cándidamente, aseguró que “no hay ningún proceso que diga que Martinelli se ha robado un real”. Como si semejante afirmación no fuera lo suficientemente risible, luego compartió una reflexión que dejó a más de uno ojiplático: “Mis principios y mis valores no se acomodan dependiendo de si la persona me simpatiza o no”. Si una persona dice eso, lo lógico es que actúe en consecuencia. Pero si quien lo dice es un adlátere de Martinelli, seguramente está practicando aquello que asegura repudiar.
REPUDIO. En el debate del proyecto de amnistía, la jefa de la bancada de Vamos, Janine Prado, se negó a responder preguntas de Camacho, alegando que todo lo “tergiversa”. Hasta Crispiano Adames se mostró hastiado y se burló de los argumentos expuestos en la exposición de motivos. “El artífice de esta persecución política es Juan Carlos Varela, pero este proyecto lo beneficia a él. ¿Esto qué es? ¿Síndrome de Estocolmo?”, exclamó. Por su parte, Bolota quiso arengar a la “fanaticada” presente en el recinto, pero Camacho no lo permitió, probablemente porque anticipaba que lo que escucharía sería una sonora rechifla. Ojalá los 27 que la semana pasada tuvieron el descaro de refrendar esa propuesta entiendan el mensaje. Ya está bueno de andar delinquiendo y luego pretender salir impunes.
CONSECUENCIAS. Parece que, en la Asamblea, prácticas como las que intentan erradicar (por separado) el contralor Anel Flores y Jorge Bloise, de la bancada Vamos, son más una distinción que una causa justificada de destitución, porque varios diputados han salido a defender a las botellas. Algunos con más fervor que otros. Flores acusó a Jairo Salazar y Javier Sucre de amenazar, empujar e intimidar a los auditores. Otros que andaban sulfurados eran Manuel Cohen, Osmán Gómez y la presidenta de la AN, Dana Castañeda. En contraste, Bloise ahora tiene que circular acompañado, por atreverse a presentar un anteproyecto para expulsar de la carrera legislativa a aquellos funcionarios que no cumplen con los requisitos. Después andan algunos por ahí pidiendo tratamiento de “honorables”, cuando se comportan como cómplices de delincuentes.
COLADO. Dicen que Bolota acudió personalmente a retirar los cheques de su planilla, sin siquiera molestarse en hacer la fila. Si usted quiere saber por qué las botellas aquí parecen irrompibles, ya sabe a quién puede preguntarle.