PIRAÑAS. ¿Adivinen quién le vendió el White Shark a Martinelli? Nada menos que una empresa del comisionado Louis Sola. Casualmente, Sola obtuvo la concesión en isla Flamenco, Amador, durante el gobierno de Martinelli. Ya se imaginarán todo lo que pudo haber ocurrido con el precio de esa embarcación...
PESCA. Por cierto, ¿ya solicitaron la emisión de una alerta roja a Interpol? ¿O hay que esperar que el yate amanezca un día en las Bahamas?
SAÚL. Ayer comenzó la 112.ª Conferencia Internacional del Trabajo de los Estados miembros de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en Ginebra, Suiza. Hay un pasajero de primera clase que no llegó a esa cita.
CLAN. Se cumplen dos semanas desde que la Contraloría presentó una denuncia penal contra 121 personas que cobran de la planilla de la Asamblea, pero no cumplen con una jornada laboral. En la lista está Massiel Vallarino, pariente del diputado Ariel Vallarino. Massiel, quien aparece en la planilla con un salario de $3,000 mensuales, está asignada a la Gobernación de Panamá Oeste. La gobernadora de esa provincia es su tía, la exdiputada Marylín Vallarino. Pareciera que han encontrado una forma (poco sutil) de evadir cualquier señalamiento de nepotismo.
CARADURA. Dice Nayib Bukele que le tiene “sin cuidado” que lo llamen dictador. Por supuesto que eso no debe importarle en absoluto. Si no, no lo sería.
FORMACIÓN. Betserai Richards anda en busca de otros tres diputados para formar una nueva bancada. Tampoco se descarta que, en lugar de eso, se una a los tres del Movimiento Otro Camino (Moca). Pero esos planes podrían ser incompatibles con el artículo 222 del Reglamento Interno de la Asamblea, que otorga un plazo de 10 días (contados a partir de la instalación “en la primera legislatura ordinaria”) para inscribir una fracción parlamentaria. Más fácil habría sido canjear a Patsy Lee por Betserai.
SIAMÉS. Es poco probable (por ahora...) que Jhonathan Vega siga los pasos de Betserai Richards, ya que en sus planes está que Vamos lo postule a alguna vicepresidencia de la Asamblea. Y Tuto... ¿qué querrá?

