La vacuna contra la tosferina o pertusis es uno de los componentes de la vacuna combinada DTaP (difteria, tétanos y pertusis acelular), que se comienza a aplicar a los 2 meses de edad o entre las 6-8 semanas de vida y se completa con 5 dosis, entre los 4 y 6 años.
Un año después de colocada la última dosis, el 98% de los niños que completaron las 5 dosis recomendada durante la infancia y la niñez, está protegido contra la tos ferina. Protección significa que el niño no contraerá la infección si ha estado en contacto con un infectado, o si contrae la infección, la enfermedad será leve o menos seria que la enfermedad del no vacunado, que es seria y mata. A los 5 años de la vacunación de 5 dosis, el 71% de los niños siguen protegidos contra la tos ferina. Entre los 10-14 años de edad, el adolescente recibe un refuerzo en la forma de Tdap (tétanos, difteria y pertusis acelular). Es la misma forma de vacuna que toda mujer embarazada debe recibir lo más temprano posible después de la semana 27 del embarazo y con cada embarazo. En la adolescencia, un año después de la vacunación de refuerzo, el 73% está protegido y, 4 años más tarde, un 34% sigue protegido Cuando la mujer embarazada recibe el Tdap bajo el esquema recomendado, se previenen a un 78% de los bebés menores de 2 meses y en un 90%, las hospitalizaciones por tos ferina. La tosferina no confiere inmunidad permanente.
¿Por qué si las dos presentaciones de la vacuna combinada tienen los mismos componentes para difteria, tos ferina y tétanos, se deletrean diferente: DTaP y Tdap? Las letras en mayúscula indican una concentración superior de cada componente del biológico, con respecto al biológico con letras minúsculas. En otras palabras, la vacuna Tdap, que se utiliza en quienes ya completaron el esquema de la infancia, ahora reciben refuerzos con los mismos componentes, pero menores concentraciones para difteria y tosferina, y ese biológico mantiene las concentraciones contra el tétano, de la vacuna de la infancia o DTaP.
¿Qué significa la letra a, delante de la p de pertusis? Ella señala que el componente contra la tosferina es acelular, sin células, que le diferencia de la vacuna original, reemplazada ya hace muchos años y, con lo cual, se redujo de forma importante la frecuencia e intensidad de los serios efectos adversos de aquella vacuna, que ya no existe ni se usa.
La tosferina es una enfermedad bacteriana con alta mortalidad. En 2014, se calcularon más de 24 millones de casos de tosferina en el mundo que produjeron 160,700 muertes. La bacteria es la Bordetella pertussis, fue aislada en 1906. La vacuna no estuvo disponible hasta el año 1940. Con la vacunación, se ha disminuido esa mortalidad en más de un 75%. Los recién nacidos, como no comienzan a recibir la vacuna hasta los 2 meses de edad, no empiezan a producir anticuerpos contra la bacteria hasta unas 3-6 semanas después, los anticuerpos que producen son pocos porque los bebés no son buenos produciendo anticuerpos tan temprano y constituyen hoy día, un importante número de los muertos por tosferina. Sin embargo, la vacunación de la mujer embarazada tan pronto alcanza las 27 semanas de embarazo, viene cambiando este doloroso panorama.
El período de incubación de la tosferina es usualmente de 7-10 días, pero puede ser entre 4-21 días. La fase catarral es como la de otros organismos respiratorios con fiebres, estornudos y mocos nasales, algo de tos y dura entre 1-2 semanas. La fase característica de la tosferina, la de la tos paroxística, una tos seca, hueca y fuerte que ahoga, que no para, que produce vómito y cianosis –coloración azulosa por falta de oxígeno- dura entre 1-6 semanas. Luego, por varias semanas o meses, el paciente entra en convalecencia. Esta historia natural de la tosferina hace difícil confundirla con otras enfermedades, excepto en pacientes que han recibido la vacuna, cuyos síntomas no tienen la severidad descrita.
¿Qué ocurre hoy día? Que como hay un déficit en la vacunación de los niños, por el temor creciente de sus padres debido al infortunio del éxito de las teorías conspirativas de los antivacunas, ahora hay muchos niños expuestos a esta terrible enfermedad. Y, ¿a quién o quiénes se le atribuirán las hospitalizaciones, las secuelas y las muertes por esta enfermedad? Por otro lado, el diagnóstico clínico es siempre un diagnóstico presuntivo, le guste o no a personas y grupos que no son médicos. El diagnóstico presuntivo puede abordarse con un tratamiento específico, pero lo propio es tener una confirmación por laboratorios. Y, los laboratorios no son infalibles, menos cuando se logran “disparando con escopeta”, es decir, pidiendo de todo a ver quién se asoma con un resultado que pueda yo entender para aceptarlo. Esto no es raro en la medicina a la defensiva y debe evitarse.
La tosferina ocupa mi página porque viene de regreso con números altos de enfermos entre los más pequeños, los recién nacidos. Entonces, el propósito es hacer eco de importantes recomendaciones que considero apropiadas para afrontar esta amenaza.
Padres, abuelos, hermanos, primos, tíos, nanas y amigos, todos son potenciales agentes infectantes frente a un niño recién nacido, sin ninguna protección desde el vientre materno.
Los recién nacidos son muy vulnerables a las infecciones y lo siguen siendo, aunque en progresiva disminución, mientras reciben las primeras vacunas durante los primeros años de vida. La Bordetella pertussis, viaja y se trasmite en las partículas húmedas de la saliva, de las secreciones nasales o de las expectoraciones de quien tose como si fuera “solo un catarro”, o “la tos de un fumador”, o “alergia”.
La primera recomendación es que todo aquel que tendrá contacto diario y cercano con un recién nacido, sus padres, nanas, abuelos, hermanos, esté vacunado contra la tosferina. Entre niños y adolescentes es probable que no haya mal vacunados, pero los hay, incluso no vacunados. Entre los adultos es frecuente encontrar no vacunados desde que tuvieron 5 años de edad. Todas estas personas deben estar recientemente vacunados contra la tosferina, de lo contrario, deben vacunarse con al menos, 2-3 semanas de antelación al nacimiento del nuevo bebé.
No hay por qué sentirse apenado o atemorizado con solicitar que quien tiene tos, estornudos, fiebres o no se siente bien, cancele su visita al nuevo bebé. Esto debe ser más fácil que solicitar visitas con una máscara facial. Explicarlo, tampoco debe ser difícil y si se hace difícil, cancelen Uds. los padres la visita excusándose con las razones reales, como las dadas en este escrito. No asuma que todas las visitas están vacunadas. Tampoco sirve pedir el carnet de vacunas, pero durante el embarazo converse de su interés por proteger al bebé por nacer de los serios riesgos por desconocimiento sobre este resurgimiento de enfermedades que estaban controladas cuando la vacunación no había sido diezmada por la divulgación de falsedades. Y, por último, facilite el lavado e higiene de las manos en su casa para los visitantes. Jabón desinfectante, toallas y gel alcoholado le ayudarán. Como no todos tenemos los mismos criterios sobre salud y enfermedad, y quizás muy diferentes con respecto a vacunación, no se inhiban porque en su casa sí se cree en la prevención de infecciones y enfermedades, se practica la vacunación periódica o anual, particularmente cuando hay un niño recién nacido.
El autor es médico.