Ahora como candidato, luego de caminar el circuito 8-4 por más de un año en el proceso de recolección de firmas, quiero contarles mi vivencia desde lo más profundo de mi conciencia.
Me levantaba todos los días con una frase que alimentaba mi compromiso moral y patriótico de honrar a cada uno de los ciudadanos que me respaldan y recibían en su hogar: “La política se debe enmarcar en el inagotable amor por la Patria”, Carlos Iván Zúñiga Guardia
Comprendí rápidamente durante mi andar y contacto con la gente, la responsabilidad histórica que asumo como candidato ante una decepción generalizada de la política tradicional.
El valor más importante de ese caminar consciente, es el palpar las emociones y oír con inmensa atención lo que me dicen los ciudadanos. El que verdaderamente quiere a este país, debe reconocer que se necesitan cambios estructurales en nuestro Estado.
Comparto lo que muchos vecinos me repetían: este país no aguantará improvisación y tampoco una desilusión más. Esto es algo que debe tener muy claro, cualquiera que se someta genuinamente al escrutinio popular el próximo año.
Los cambios no vendrán desde la subjetividad del individuo, vendrán de los objetivos comunes de este pueblo noble y que desde el fondo del corazón de los que verdaderamente aman a Panamá, reconozcamos que es más lo que nos une de lo que nos divide.
Decía Belisario Porras que el patriotismo nos motiva a hacer el bien a nuestro país sin pensar en recompensas; a respetar y procurar ser respetados; a cumplir nuestros deberes de ciudadanos; a amar la virtud y por sobre todo, a poner nuestro pensamiento y nuestro corazón al servicio de los verdaderos intereses de la Patria.
Entendiendo que ese llamado a servir honestamente y participar a través de la política en estos tiempos actuales debe ser mucho más que una firma o un voto. Es reconocer que el presente y el futuro de nuestro país está en nuestras manos. El verdadero triunfo, más allá de la contienda electoral, es cuando podamos lograr, producto del trabajo común, un país pensado, soñado y construido para que todos los panameños tengan las mismas oportunidades y una calidad de vida digna.
Es comprender que así como nuestros abuelos lucharon por lograr la soberanía; nuestros padres y tíos por alcanzar la democracia después de 21 años de dictadura militar, nosotros como generación también tenemos nuestra cita con la historia. Por eso, reitero mi compromiso en la lucha contra la corrupción, la impunidad y siempre defendiendo los intereses de mi País.
Reafirmo que tenemos hoy frente a nosotros la responsabilidad histórica y generacional de asumir el compromiso genuino de fortalecer la democracia y el desarrollo de un país, hacia un Estado austero, moderno, transparente y que promueva verdaderas oportunidades que impulsen el bienestar social de nuestro país. Estamos llamados a servir.
El autor es candidato a diputado independiente por el circuito 8-4.
