Hay un ensayo que muchas veces he deseado comentar, pero por el temor de no poder aportar algo valioso que realmente le haga honor a un hermoso texto que se escribió con amor y sabiduría, porque escribir sobre la lectura y los libros, sus atributos y beneficios, no es tarea banal, ni trabajo de espíritus insensibles; entonces, en el momento en que me dispongo a escribir me doblego y me reprimo a mí mismo porque estoy seguro de que mis palabras no serán suficientes. Sin embargo, hoy quiero hablar de ese ensayo que se llama Manifiesto por la lectura, de Irene Vallejo.
Si esto fuera un hilo en alguna red social sobre los mejores ensayos que se han escrito en torno a la lectura, el Manifiesto por la lectura, de Irene Vallejo, publicado en el año 2020, sería una de las piezas más impresionantes en la lista. Es un texto clave para entender por qué la lectura y la escritura son una de las invenciones más grandes que ha creado el ser humano.
Irene Vallejo es conocida por todos los que amamos los libros. Nació en Zaragoza en 1979. Es filóloga y escritora. Especialista en literaturas clásicas. Ha recibido reconocimientos como el Premio Nacional de Ensayo, el Wenjin Award (National Library China), el Prix des Lecteurs (France). Su libro, El infinito en un junco, al cual le dedicaremos un artículo especial, la catapultó a la fama; una fama que Irene disfruta con humildad y la hace más inteligente porque los viajes la han llevado a leer el mundo. Irene ha escrito varias novelas y sus columnas en los medios El País y Milenio son platillos gourmet para los lectores.
Como ya dije, El infinito en un junco es una joya de la lectura desde el enfoque histórico que Irene le da. Sin embargo, y pese a que el Manifiesto por la lectura es un ensayo mucho más corto, considero que este es una verdadera oda a la lectura, el libro, la escritura y el pensamiento. El ensayo se sostiene de citas pertinentes y de autoridad, de anécdotas literarias y está escrito con un lenguaje poético que seduce. Al inicio del ensayo hay unas líneas que llaman poderosamente la atención: “Somos la única especie que explica el mundo con historias, que las desea, las añora y las usa para sanar”. La lectura es un bálsamo que repara heridas.
Irene nos recuerda que el ser humano es una criatura frágil. No contamos con las habilidades que otras especies tienen para sobrevivir. No podemos respirar debajo del agua ni volar sin la ayuda de artefactos, pero hemos logrado hacerlo porque tenemos algo que nos hace particularmente especiales y poderosos: la imaginación. Es por eso por lo que Irene dice: “Lo imposible debe ser soñado primero, para algún día hacerlo realidad”.
En otras ocasiones he dicho que somos las historias que contamos. Estamos construidos de historias y relatos. Irene dice en el Manifiesto: “Somos seres entretejidos de relatos, bordados con hilos de voces, de historia, de filosofía y de ciencia, de leyes y leyendas”. Creo firmemente que todo lo que rescata la palabra: la ciencia, el pensamiento, las historias, los cuentos, la poesía son un delgado hilo que teje la naturaleza humana y esa condición existencial que se transmite en lenguaje es lo que nos coloca en este mundo como la especie más dotada y poderosa.
El Manifiesto por la lectura es una carta de amor a los libros, pero también es una epístola ética que nos ayuda a entender algo más que la lectura tiene como prodigio: leer nos enseña a tomar mejores decisiones. Leer nos enseña a cuidar. Los libros son un instrumento, una herramienta, una invención de la tecnología humana. Han sobrevivido a guerras y al fuego. Ni siquiera otros dispositivos tecnológicos inventados por los humanos para depositar la memoria han sobrevivido como el libro lo ha hecho. Quizás esto se debe a que el libro y la lectura son las únicas herramientas que cuidan la dignidad y la condición humana.
Creo que la lectura será un instrumento para defendernos de lo que el Papa Francisco dijo el 14 de junio en la cumbre del G7, donde discutían sobre un nuevo instrumento extremadamente poderoso: la inteligencia artificial. Dijo el Papa Francisco: “Solamente si se garantiza su vocación al servicio de lo humano, los instrumentos tecnológicos revelarán no sólo la grandeza y la dignidad única del ser humano, sino también el mandato que este último ha recibido de ‘cultivar y cuidar’ el planeta y todos sus habitantes”. Los libros y la lectura, a través del tiempo, han revelado y defendido esa grandeza y dignidad humana.
Pienso que la lectura, esas historias contadas en los libros, los miles de relatos que cuentan nuestra evolución como especie, esas memorias tejidas en los tiempos y que la lectura cuida de que no se pierdan serán una de las principales armas para defender y cuidar la naturaleza humana frente a lo que la IA pueda poner en peligro. Ahora entiendo estas líneas que escribe Irene Vallejo en el Manifiesto por la lectura: “Por eso, la lectura seguirá cuidándonos si cuidamos de ella. No puede desaparecer lo que nos salva”.
El autor es escritor.

