Una joven quinceañera es agasajada por medio país, y hasta el “bribón embajado” ha dicho en redes que quiere asistir. Muchos se han volcado con una causa tan noble como injusta, siguiéndole el juego al sistema clientelar, corrupto y “taquillero”, regalándole enseres y promesas a quien no tiene apenas acceso para llegar a la casa que le quieren remodelar. Tiene mérito la joven, pero como ella hay muchos desde hace muchas décadas, solo que ahora viralizamos esta suerte de “reto nacional” para entretenernos: cuando despierte la “princesa”, su precariedad seguirá allí.
Por otro lado, no habrá carnaval es en la “city” dice la ATP— (mucha pollera y tricolor patrio, pero agringamos todo, como si por ser en inglés fuese más atractivo), porque no hay dinero para despilfarros, lo que aprovecha el alcalde capitalino para taquillar y salir al rescate del “brillo” y la difusión de una ciudad sumida en sus grandes problemas, con tímidos avances y sin mucha esperanza de mejora, y no olvidemos el autobombo con el monumento a los mártires.
Estos hechos son las consecuencias de una incapacidad ciudadana de comprender el estado de las cosas, y unas autoridades que han renunciado a toda pedagogía y buen hacer. Miren el sindiós del Meduca, corregido por el Contralor en la necia intención de comprar laptops que no se pueden usar por no haber conexión a internet (solo el 44% de las escuelas la tienen) y la cantidad de equipos metidos en un almacén (circuito 8-4) cogiendo polvo. Pero qué bien lucen polleras en el desfile del despilfarro.
Sigamos creyendo en ayudas puntuales a “princesas” y en Teletones que solo son parches a la función de un estado inútil, con un presidente que rofea y denuncia secuestro de leyes sin aclarar a qué se refiere. Seguimos perdidos, muy perdidos en nuestro laberinto, y el Minotauro no nos perdonará cuando nos encuentre. Mejor en casa, sin carnavales, a ver si reflexionamos de una vez por todas.
El autor es escritor.