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Una buena salud bucal puede reducir el riesgo de deterioro cognitivo

La boca es uno de los reservorios de poblaciones microbianas más diversos del cuerpo humano. Contiene más de 700 especies de microbios, lo que se conoce colectivamente como el microbioma oral. Algunas de las enfermedades más comunes causadas por cambios en el microbioma oral son las caries y las enfermedades de las encías. Pero cada vez hay más evidencia que sugiere que el microbioma oral también está relacionado con muchas otras afecciones de salud como las enfermedades respiratorias, cardiovasculares y el cáncer de colon.

Ahora, un creciente conjunto de evidencia vincula la mala salud bucal, en particular la enfermedad de las encías, con un mayor riesgo de desarrollar alzheimer y otros tipos de demencia. Dentro de este espectro encontramos la gingivitis, la forma más leve y común de enfermedad de las encías, que ocurre cuando la placa y las bacterias se acumulan en los dientes, causando infección, irritación, hinchazón y sangrado de las encías. Aunque la gingivitis no causa pérdida ósea, si no se trata, puede convertirse en periodontitis. Esta afección más grave se produce cuando la inflamación se extiende a los ligamentos y huesos que sostienen los dientes, causando la pérdida dental.

Un estudio reciente publicado en la revista Neurology (2023), encontró que la periodontitis y la pérdida de dientes estaban asociadas con la pérdida de volumen en el hipocampo, una parte del cerebro involucrada en la memoria. El estudio consistió en realizarle a cada participante resonancias magnéticas cerebrales periódicamente a lo largo de cuatro años para detectar cambios en el volumen del hipocampo. Al inicio del estudio, los participantes que tenían 55 años o más, estaban libres de signos de deterioro cognitivo. Sin embargo, al cabo de los cuatro años, los investigadores observaron que las personas con enfermedad leve de las encías perdían células cerebrales más rápido si tenían menos dientes, mientras que aquellas con enfermedad grave de las encías perdían células cerebrales más rápido si tenían más dientes. Esto sugiere que no basta con conservar los dientes; también es importante mantener encías sanas.

En 2024, un estudio con más de 40,000 adultos del Biobanco del Reino Unido también encontró una relación entre la salud bucal y la salud cerebral. Los participantes fueron examinados para detectar variantes genéticas que hacen que las personas sean propensas a tener caries, perder dientes en el futuro y requerir dentaduras postizas. En las resonancias magnéticas, se buscaron hiperintensidades de la materia blanca, un marcador de enfermedad de pequeños vasos cerebrales y un importante predictor del riesgo de sufrir accidente cerebrovascular, deterioro cognitivo y discapacidad funcional a lo largo de la vida. Los resultados mostraron que las personas con predisposición genética a la mala salud bucal también tenían más daños en los vasos sanguíneos del cerebro, y, por tanto, un mayor riesgo de daño cerebral.

Otra investigación encontró una fuerte asociación entre la enfermedad periodontal en la mediana edad y un riesgo elevado de enfermedad de alzheimer y muerte relacionada con la demencia, y hay estudios de autopsia que han encontrado bacterias que normalmente están presentes en la cavidad bucal, en el cerebro de personas que padecían alzheimer.

Se han propuesto varios mecanismos biológicos para explicar la asociación entre la enfermedad periodontal y la salud cerebral. Un mecanismo implica la inflamación crónica.

La enfermedad periodontal desencadena una respuesta inflamatoria en las encías, lo que lleva a la liberación de mediadores inflamatorios. Estos mediadores pueden ingresar al torrente sanguíneo y potencialmente llegar al cerebro, contribuyendo a la neuroinflamación y al daño neuronal.

Los científicos coinciden en que se necesitan más estudios para demostrar una conexión de causa y efecto entre la salud bucal y la salud cerebral, incluidos estudios de intervención que demuestren que las mejoras en la salud bucal conducen a mejoras medibles en los marcadores de salud cerebral o a una reducción del riesgo de demencia y accidente cerebrovascular. Hay ensayos clínicos en curso que buscan respuestas a estas preguntas.

A medida que aumenta la evidencia sobre la conexión entre la salud bucal y la salud cerebral, la necesidad de aumentar el acceso a la atención dental es fundamental. Un estudio longitudinal publicado en la revista Research on Aging (2019) encontró que entre

las personas de 50 años o más en Estados Unidos existen disparidades sociales en cuanto a quienes acudían al dentista y al uso de los servicios dentales después de los 80 años de edad. Para personas con problemas médicos o las que viven en condiciones precarias, la atención odontológica puede ser una prioridad baja. Pero estas mismas personas corren un mayor riesgo de sufrir enfermedades cerebrales por cualquier causa y son las que menos acuden y menos acceso tienen a servicios de salud.

Aunque se necesita más investigación para comprender completamente la conexión entre ambas afecciones, la evidencia se acumula: mantener una buena salud bucal podría ser crucial para proteger nuestro cerebro y mejorar nuestra calidad de vida. Por lo tanto, la atención dental regular y asequible para todas las personas debería ser una prioridad de salud pública.

La autora es investigadora científica en el Centro de Neurociencias del INDICASAT AIP e integrante de la Fundación Ciencia en Panamá



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