Querido tío abuelo Carlos Iván Zúñiga:
Hoy quiero compartir contigo cómo están las cosas en esta Patria que tanto nos enseñaste a amar. ¡Lo logramos! Soy diputado independiente, con la gran responsabilidad de representar a mi país y a mi circuito en la Asamblea Nacional. Sé bien que llevo sobre mis hombros una mochila cargada de valores y principios, y con mucho honor y respeto, sigo el legado que dejaste con tu incansable trabajo por un país más decente.
La situación política en nuestro país no ha cambiado demasiado desde que nos dejaste. Esa mala política, o como tú la llamabas, las “Sociedades Anónimas Políticas”, sigue lastimando la nobleza de nuestra nación.
El mercantilismo que abusa del Estado, cuyas principales consecuencias son la corrupción y el clientelismo, sigue enquistado en la administración pública. Esto se traduce en servicios públicos de muy baja calidad que afectan la dignidad de nuestro pueblo.
¿Puedes creer que, en pleno siglo XXI, aún hay áreas metropolitanas de nuestro país que no tienen acceso a agua potable? ¿Qué nuestras calificaciones en las pruebas PISA de educación siguen siendo cada vez más bajas? Y que los panameños siguen exigiendo un sistema de salud digno.
A pesar de estos desafíos, también hay motivos para la esperanza. Un tercio de los diputados en la Asamblea Nacional somos jóvenes, y en los pocos meses que llevamos de gestión, hemos demostrado nuestra voluntad y perseverancia para lograr los cambios profundos que Panamá necesita.
Hemos presentado más de 50 iniciativas legislativas, renunciamos a los privilegios innecesarios de este Órgano del Estado, rechazamos el financiamiento poselectoral y asumimos con responsabilidad nuestro rol fiscalizador frente a las demás instituciones, siempre defendiendo los intereses de todos los panameños. El proceso de transformación de nuestro país ha comenzado, y los jóvenes comprometidos estamos al frente de esta lucha.
Uno de los mayores legados que nos dejaste fue el entendimiento de que, frente a la adversidad, no podemos desistir. Este país se ha forjado gracias a los grandes retos que hemos superado, y ha sido por el liderazgo de patriotas como tú que hemos salido adelante.
En mi vida diaria, siempre llevo conmigo los ideales del patriota. Tu amor por la Patria sigue siendo fuente de inspiración, un recordatorio de la importancia de mantener vivos los principios morales y la identidad nacional. Como nos enseñabas en tus escritos atemporales, debemos comprender con honor el verdadero significado de las palabras Patria, Libertad y Justicia, con mayúscula, para poder recrear el valor que estas deben tener en una sociedad.
Hoy puedo decir con todo mi ser que servir a la Patria es el mayor honor que un ciudadano puede tener. Es un compromiso moral con la ciudadanía, que espera ver a su país sanado y progresando.
Sí, tengo esperanza en nuestro país y en nuestra generación. Te puedo asegurar que estamos firmemente comprometidos con la gran responsabilidad de adecentar el Estado. Solo a través del fortalecimiento de la democracia, el respeto a la justicia y la lucha incansable contra la corrupción, podremos lograr el desarrollo y progreso que todos los panameños anhelamos para nuestra Patria.
Feliz Día del Patriota.
El autor es diputado independiente de Vamos