Para quienes hemos estado abogando por un sistema único de atención de salud (SUAS), así como un sistema de atención primaria de salud (APS), ha sido de gran satisfacción que el nuevo ministro de Salud, Dr. Fernando Boyd, lo haya planteado claramente. Es el primero que lo hace.
Ambos temas son las principales fallas estructurales de nuestro sistema de atención de salud pública, de manera que, corrigiendo estas dos deficiencias, se tendrán las herramientas para enfrentar las otras distorsiones del sistema, todas relacionadas con estos dos problemas medulares.
El SUAS es un mandato constitucional desde 1972. Justo por ello, a partir de 1973 se iniciaron los primeros pasos en esa vía, con la llamada Integración de Salud. En estos 51 años, se ha aprendido mucho sobre el tema y hemos ganado experiencia, lo que permitirá implementarlo en corto tiempo.
Exceptuando la provincia de Panamá, las demás nueve provincias han implementado la atención unificada a los pacientes. Sin embargo, los pacientes que no están asegurados deben pagar por los servicios recibidos. Se trata de un gasto que debería ser asumido por el gobierno nacional, porque el sistema actual provoca una discriminación entre panameños asegurados y no asegurados.
La implementación de un sistema único de atención de salud traería beneficios en primer lugar a los asegurados, también a la Caja del Seguro Social (CSS) y al país. Veamos por qué.
El 30% de los asegurados dejan de serlo cada tanto durante su vida laboral, principalmente aquellos que trabajan en las áreas de la construcción, actividades agrícolas y comerciales. Cuando uno de estos panameños que deja de estar asegurado sufre de una enfermedad crónica como diabetes, que sufre el 15% o 20% de la población, o hipertensión, que padecen el 30% de los panameños, deja de recibir su tratamiento y controles, lo que produce que el padecimiento se agrave. Y esta situación tiene un efecto negativo en la institución, porque al momento en que la persona vuelva a ser contratada y pase a ser asegurada 6, 12 y 18 meses después, su enfermedad se habrá agravado, y el tratamiento le costaría mucho más a la CSS. Obviamente, la carga también impactaría al país.
Les recuerdo que, debido a la pandemia, en el año 2020, 250,000 asegurados dejaron de serlo. Se trata de panameños que, por mandato constitucional, tienen derecho a recibir atención de salud aunque no estén asegurados.
Otro dato importante es que un número importante de asegurados vive en áreas donde no existen instalaciones de la CSS. Es el caso de quienes viven entre Santiago y David, o entre el área de Villa Zaíta y Sabanitas de Colón. La CSS no tendría que construir nuevas instalaciones en estas áreas, con el consecuente ahorro, y no se producirían duplicidades absurdas.
Al tener una sola institución con la responsabilidad de brindar la atención de salud, con su respectivo presupuesto, todos los panameños tendríamos las mismas oportunidades de atención de salud, y se podría desarrollar de forma adecuada el sistema de APS; un sistema que en estos momentos es imposible de implementar por la fragmentación institucional.
En el quinquenio del 2009 al 2014, durante la administración del ingeniero Guillermo Sáez-Llorens en la CSS, se implementó este sistema de atención primaria. Se hizo sin la participación del Ministerio de Salud, porque nunca demostraron interés. El objetivo de este sistema es cambiar de una atención espontánea (“me siento mal y voy al médico”) a una atención de control del médico a su paciente.
Esa experiencia nos enseñó mucho y se logró ejecutar lo más complejo: la sectorización que se realizó en todas las provincias menos en Darién, donde la Caja no tiene instalación. Esta estrategia se basa en identificar la instalación de salud más cercana y de fácil acceso al lugar de residencia del asegurado, asignándole el médico de cabecera (MC) que él escoja.
Se pudo actualizar un importante porcentaje de pacientes con enfermedades crónicas, y a cada MC se le asignó la responsabilidad de 400 familias o 2,000 personas. Se trata de una cantidad que, tras los análisis pertinentes, se determinó que podía atender y controlar cada MC de forma eficiente.
El objetivo es que cada familia tenga un MC que contará con el apoyo de un equipo, lo que le permitirá tener pleno conocimiento del estado de salud de la familia, desarrollando así un sentido de confianza en el médico y en el sistema, permitiendo realizar una medicina de prevención.
La experiencia permitió ganar un conocimiento que debe ser aprovechado en esta nueva oportunidad para mejorar y perfeccionar lo realizado. Pero algo sí quedó muy claro: se requiere que el sistema sea implementado por una sola institución.
Es imposible desarrollar todos los detalles que se requieren para una exitosa implementación del sistema, pero lo destacable es que, finalmente y en buena hora, tenemos una administración del Ministerio de Salud que tiene muy claros los pasos que deben tomarse.
Se requiere, eso sí, un proceso exhaustivo de divulgación para que la comunidad entienda el sistema y cómo la beneficiará. Educar a la población en los beneficios de un sistema único de salud y de una atención primaria será fundamental.
El autor es odontólogo.