El 27 de agosto de 2022, se cumplió la promesa de reunir a cinco generaciones de jóvenes entre los 15 y 24 años, unidos por una causa común: convertirse en agentes de cambio por Panamá.
Para muchos, tras dos años de pandemia, fue su primera interacción, mientras que, para otros, fue reencontrarse tras un largo paréntesis, debido a factores como la distancia, la situación del país y el impacto de la covid-19.
Fue un día emotivo y lleno de enseñanzas, gracias a dos emblemáticos eventos: “El Primer Encuentro de Jóvenes Canaleros” con el lema “Competitividad y Sostenibilidad: nuestro canal nuestro futuro”, junto a la inauguración de la cuarta edición del Laboratorio Latinoamericano de Acción Ciudadana (LLAC) 2022.
La jornada se inicia cuando 400 jóvenes se congregan desde temprano en el auditorio Ascanio Arosemena, para la inauguración del evento, con la participación de egresados del LLAC, de la mentora de Jóvenes Unidos por la Educación (JUxLaE), Nivia Rossana Castrellón y de Aristides Royo, ministro para Asuntos del Canal.
El primer bloque comienza con un recuento de la historia del Canal de Panamá, con el propio Royo de relator, compartiendo su visión de protagonista que fue parte del equipo negociador de los Tratados Torrijos-Carter. Resaltó el legado de los jóvenes de entonces y de cómo, históricamente, han sido parte vital de la saga canalera, enfatizando el compromiso que se requiere de cara al futuro.
Se sucedieron varios paneles con expertos de la talla de Ilya Espino de Marotta, subadministradora del Canal, en ejes temáticos como conservación del ambiente, sostenibilidad e innovación y el Canal del mañana. Uno de los temas que despertó gran interés fue “Panamá: El hub de transporte y logística de las Américas, alcanzando el máximo potencial de nuestra posición geográfica”.
Los paneles fueron la antesala de la primera clase presencial del LLAC desde 2019.
El tema a tratar en la primera sesión fue “Liderazgo Ético”, un pilar fundamental para la formación de estos 150 jóvenes de todas las provincias y comarcas, que recibirán las herramientas, el conocimiento y la formación en competencias para incidir en políticas públicas y a través de proyectos de alto impacto a nivel nacional.
El domingo participaron de su primera clase de proyectos, de la mano de Alejando Carbonell, Director de Innovación de la Fundación Ciudad del Saber y uno de los fundadores de JUxLaE.
El objetivo de la sesión era que se conocieran más y se dieran cuenta que, a pesar de venir de entornos muy distintos, suma más aquello que los une que lo que los diferencia. Uno de los objetivos del laboratorio es servir como plataforma de convergencia para encuentros improbables, permitiéndole a jóvenes conocer el verdadero rostro de la juventud de Panamá.
A partir de ahora, los participantes se embarcarán en un proceso de mucho aprendizaje y desafíos. Serán meses de arduo trabajo, en los que tendrán que salir de su zona de confort; pasar de la opinión a la ejecución; y de la visión individual a la colectiva, con un solo propósito: transformar sus entornos para bien.
Desde 2018, he tenido la oportunidad de poder involucrarme como participante y, posteriormente, como uno de los mentores de grupo del laboratorio. Confío en el potencial transformador de este proyecto y en el impacto que causa en la juventud. Hoy, somos más de 600 jóvenes formados que han podido poner manos a la obra y aportar al desarrollo de este país a través de la acción.
Panamá tiene un recurso tremendamente valioso: su juventud. En la medida en que sea tomada en cuenta; se le ofrezcan espacios seguros; se invierta en programas en los que puedan aportar con libertad en la toma de decisiones y desarrollar su máximo potencial, no solo tendremos una juventud involucrada y comprometida, sino también una sociedad más justa, próspera y preparada para los desafíos del hoy y del mañana.
Cuándo instituciones con la trayectoria y la solidez del Canal de Panamá apoyan a la juventud y, junto a JUxLaE, respaldan proyectos como el LLAC, contribuyen a la construcción y al desarrollo de la sociedad que necesitamos.
El autor es miembro de Jóvenes Unidos por la Educación