22 horas de la capital a Los Santos; la odisea de viajar al interior del país en medio de la crisis

22 horas de la capital a Los Santos; la odisea de viajar al interior del país en medio de la crisis


David tenía que cumplir con dos compromisos en la provincia de Los Santos. Uno estaba agendado para la noche del pasado viernes 15 de julio, y el otro para la tarde del día siguiente, sábado 16 de julio.

No tenía opción de cancelarlos. Contra lluvias, mareas, protestas, o cierres de calles, tenía que llegar a la península de Azuero, pese a que sabía que los cierres en la vía Interamericana, son uno de los principales mecanismos de presión de los grupos que protestan contra el gobierno de Laurentino Cortizo por el alto costo de la vida: canasta básica, combustible, y los medicamentos. A eso se añade la corrupción y el despilfarro de los fondos públicos. Por eso, junto a otro grupo de personas que también tenían la misma misión, partió de la Ciudad de Panamá con rumbo al interior del país a las 4:00 a.m. de ese viernes.

Capira, Panamá Oeste

El tráfico fluyó con normalidad, hasta que a las 5:30 a.m. se encontraron con el primer obstáculo: el cierre de la carretera Interamericana en Capira, provincia de Panamá Oeste. El pequeño bus en el que viajaban quedó ubicado a unos 500 metros del centro del pueblo. Caminaron hasta donde estaban los manifestantes. En ese momento había unas 50 personas, dos camiones en medio de la carretera, y policías a lado y lado. Allí vieron el amanecer, tomaron café, hablaron con la gente, tomaron fotos. A las 10:00 a.m. abrieron la vía y el viaje siguió.

Chame, Panamá Oeste

El segundo cierre que encontraron fue en Chame, a unos 300 metros de Quesos Mili. Allí llegaron a eso de las 10:15 a.m. “Creo que fue el más fuerte de todos. Calculo que había como 25 camiones obstruyendo el paso. Allí había una toldita donde estaban como 100 personas”, narró.

Los manifestantes les dijeron que abrirían la vía a las 2:00 p.m. Les tocó resignarse: tomaron chicha en Quesos Milli, y observaron el movimiento. Vieron a mucha gente desesperada caminando bajo el sol “picante”. Los que se quedaron en los vehículos bajaban los vidrios, y algunos se estacionaron bajo las sombras de los árboles que están a orillas de la carretera. “Ví turistas bajarse de buses y carros. Caminaban con maletas. La gente del pueblo vendía agua, galletas, burundangas”, contó.

La vía la abrieron una hora antes de lo anunciado: a la 1:00 p.m.

El Higo, San Carlos, Panamá Oeste

Próxima parada: el Higo, de San Carlos. Llegaron a la 1:30 p.m. Había poca gente, y algunos camiones estaban apostados en los paños de la carretera. Los manifestantes les dijeron que solo permitirían el paso por solo 15 minutos, pero David calcula que cerraron antes de ese tiempo. El bus en que viajaba logró cruzar porque el conductor se adelantó por fuera de la ruta oficial, y se metió entre varios carros. Después de ellos, solo pasó un carro más.

Río Hato, Coclé

El retén estaba debajo de un paso elevado al final de Río Hato. Eran como 25 personas que cargaban banderas de Panamá, y quemaban llantas. La gente se aglomeraba en una pequeña abarrotería. Compraban agua, sodas, papas fritas, cualquier cosa que pudiera saciar el hambre y la sed. El dueño del negocio tenía dificultades para atender a tantas personas. Les contó que había sido el día con más clientes, que ya no tenía gas para cocinar, que las sodas se les estaban acabando.

“La escena en cada cierre era casi la misma. La gente estaba hastiada, cansada. Un señor sacó una hamaca, la colgó en su camión, y durmió allí. Me tocó ver a una pareja con un bebé en un cochecito. Los vi en Río Hato y luego me los encontré en Antón”, dijo.

Antón, Coclé

El cierre de Antón, Coclé, tenía “mucha más gente”. Eran las 4:00 p.m. Caminaron aproximadamente tres kilómetros desde la fila de los carros hasta el pueblo. En el punto donde estaba la protesta habían dos camiones gigantes tapando el paso. Un hombre estaba encima de uno de los vehículos ondeando una bandera de Panamá. En Antón decidieron comer algo, pero el restaurante a donde fueron estaba cerrado. Se sentía tensión en el ambiente. Los manifestantes, casi todos del pueblo, cargaban palos y gritaban consignas contra el gobierno por el alto costo de la canasta básica, el combustible y los medicamentos. Pero, a esa hora los viajeros estaban cansados, y desde los carros se escuchaban insultos: “pueblo jo…al propio pueblo”, les gritó una señora.

Cayó un aguacero. La lluvia llegó con premio: abrieron la vía a las 5:30 p.m..

Penonomé, Coclé

Cuando llegaron al cierre de Penonomé, Coclé, estaban tan cansados que nadie se animó a bajarse del bus. Allí estuvieron 45 minutos. Avanzaron.

Natá, Coclé

Antes de la entrada de Natá de Los Caballeros, estaban los manifestantes obstruyendo el paso. Eran pocos los manifestantes. Abrieron a las 9:00 p.m. Los viajeros continuaron.

Aguadulce, Coclé

Próximo cierre: Aguadulce, Coclé. También encontraron otro en El Roble. Allí vieron a 10 indígenas bailando. No había camiones, la carretera estaba cortada con bicicletas tiradas en el pavimento. Cuatro policías vigilaban la zona. La vía la abrieron a las 10:00 p.m.

En este punto les llegó un soplo de optimismo. “Nos falta menos decían”.

Santa María, Herrera

“Pasamos el Roble (límite entre Coclé y Herrera), entramos a la rotonda del puente en Divisa, y justo antes de Santa María, estaba el cierre. Eran puros chiquillos, un par de adultos con bicicletas, no había camiones. Eran como las 12 medianoche”. El cansancio los venció. Inesperadamente una de sus compañeras le sacudió el hombro para que despertara. “David, David, despierta”, le dijo. Había noticias inesperadas.

“Resulta que la gente que estaba esperando en las filas, en los carros, buses, camiones y mulas, se organizaron para que las mulas pasaran a la fuerza y así abrir el camino. Todos los vehículos particulares se hicieron a los lados, para dejar pasar dos mulas. Cuando los manifestantes vieron que las mulas iban con todo, abrieron un paño. Les dio miedo porque las mulas iban con todo. Iban a abrir, sí o sí”, narró. Era la 1:00 a.m. del sábado 16 de julio.

Llegaron

Cuando se fueron del sitio, les volvió a regresar el optimismo, pues solo les faltaba el cierre de La Villa, de Los Santos, pero les habían dicho que la carretera “estaba abierta”. David se durmió y cuando abrió los ojos estaba en La Villa de Los Santos, su destino. La travesía terminó a las 2:00 a.m. Habían llegado a su destino. No pudo cumplir con el compromiso que tenía el viernes en la noche, pero el del sábado sí.

Para David, el movimiento “más fuerte”, fue el que se encontró frente a Quesos Mili en Chame. “Vi a la administradora de Quesos Mili organizando a la gente. De allí sacaban pailas para darle comida a los protestantes. Me impresionó ver un poco de camiones areneros a ambos lados de la vía. Daba la impresión de que recibían órdenes de alguien. Siento que el centro de operaciones de todos los cierres de la Interamericana estaba allí”, dijo.

También narra que dejaban pasar las ambulancias y a personas que pudieran demostrar por escrito que transportaban a personas enfermas.

David regresa a la capital hoy domingo 17 de julio. Al momento de publicar esta nota tenía una hora esperando que les dieran paso en Chame.

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