“Aquí hay una determinación política para que la frontera no se convierta en un burladero para los delincuentes [...] lo que buscamos es cerrar el cerco”.
Así se expresó ayer desde la población de Capurganá, situada en el departamento del Chocó, en Colombia, el ministro de Defensa de ese país, Rodrigo Rivera, tras clausurar con el titular de Seguridad de Panamá, José Raúl Mulino, una reunión de tres días de la Comisión Binacional Fronteriza creada en 2003, que llevaba más de un año sin reunirse.
En ese contexto, se informó que los gobiernos de Panamá y Colombia abordaron temas relacionados con la inteligencia militar y policial; comunicación aeronaval, así como migración y blanqueo de capitales, temas calificados como claves en el combate a los grupos irregulares que operan en la frontera, en especial el Frente 57 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Tras la reunión de ayer, los ministros de ambos países firmaron un nuevo convenio que, se asegura, servirá de marco legal para el referido plan binacional, cuyos detalles no fueron revelados a los medios que estuvieron presentes en el lugar.
A pesar de la falta de detalles del citado plan, se aseguró que estas nuevas estrategias acordadas “romperán todos los paradigmas de operaciones conjuntas implementadas desde el año 2003”.
Mulino destacó como una de estas nuevas estrategias, el reforzamiento de las operaciones en el noreste de la línea fronteriza, hacia donde, afirmó, se han desplazado los grupos irregulares tras el “despeje total” del sur del país.
El ministro panameño añadió que también se están analizando medidas para frenar el reclutamiento de jóvenes panameños por parte del Frente 57 de las FARC. En ese sentido, Mulino aseguró tener pruebas fotográficas en las que aparece el líder de la guerrilla apodado Becerro.