Allegados del Toro, ligados a la industria del juego de azar



Desde el año 2008, dos personas del círculo íntimo del ex presidente Ernesto Pérez Balladares ocupan puestos directivos en Lucky Games S.A., una empresa que explota nueve salas de máquinas tragamonedas y a la cual el Estado le otorgó una concesión directa en 1996, durante la gestión del propio Pérez Balladares. Hoy, Roosevelt Thayer y Enrique Pretelt ocupan cargos clave: el primero es vicepresidente y el segundo es secretario.

Thayer –amigo del ex jefe de Estado– ocupó cargos públicos durante su gestión. Pretelt, en tanto, está casado con su hija Isabella Pérez Balladares. A pesar de estar en la directiva, Thayer negó tener cualquier vínculo accionario con Lucky Games. Pretelt, por su parte, no contestó las llamadas de este diario. La empresa es administrada por la filial local del grupo español CIRSA. Pretelt y Thayer también aparecen en la junta directiva de esa empresa, que explota otras 14 salas de juego. El actual gerente general de CIRSA Panamá, Helios Navarro, dijo que ellos ocupan esos lugares porque “son empresarios exitosos”.

El contrato entre Lucky Games y el Estado se firmó el 12 de diciembre de 1996, cuando ya Pérez Balladares había puesto en marcha la privatización del sector.

La trama se pierde en los años en que el gobierno PRD soñó con convertir al país en “Las Vegas Tropical”. Detrás del contrato de Lucky Games hay una historia de complicidad, testaferros y muchísimo dinero. Solo en 2008, la empresa facturó 19 millones de dólares.

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