Alma Cortés, la mano dura de Ricardo Martinelli

Alma Cortés, la mano dura de Ricardo Martinelli


“La mano ejecutora detrás de [Ricardo] Martinelli… la protegida”. Puede que sea una descripción sencilla, pero la hoy exministra de Trabajo y Desarrollo Laboral Alma Cortés era eso y seguramente mucho más para su exjefe. Gozaba –y aún goza– de la total confianza del expresidente a tal punto que de vez en cuando toma un avión para visitarlo en Estados Unidos, viaje que divulga a los cuatro vientos a fin de no dejar dudas de su estrecha familiaridad con Martinelli.

Así fue como, en menos de 140 caracteres, en Twitter, la política obtuvo de Martinelli el espaldarazo para quedar al frente de Cambio Democrático (CD), lo que ha despertado celos, suspicacias, incluso, enojo entre seguidores de Martinelli que, empero, no sienten mucha simpatía por su protegida.

El hecho ocurrió el pasado 18 de diciembre. Martinelli, en su cuenta de Twitter, dio a conocer la visita que recibió de Cortés y de su vocero Luis Eduardo Camacho en Estados Unidos: “Gracias por los mensajes de solidaridad enviados con mis amigos Alma y Camacho…”, escribió el expresidente.

Tras esa visita, la junta directiva de CD recibió una carta –fechada el mismo 18 de diciembre– de Martinelli en la que les anunciaba que Cortés sería la nueva presidenta encargada del colectivo, poniendo fin a la presidencia interina de Rómulo Roux, que formalmente ocupa el cargo de secretario general de CD, mientras que Cortés, el de subsecretaria.

Hoy, la abogada de Martinelli enfrenta el rechazo de muchos de sus copartidarios que la miran como “una imposición”.

 

Romulo Roux se nombró Secretario general interino y no ha sido ratificado por JD.Solo mi persona y Alma Cortez pueden llamar reunión de JD

 

Como casi todo el Gabinete de Martinelli, no estuvo alejada del escándalo. De hecho, fue de las primeras que copó los titulares de los medios. Por ejemplo, fueron cuestionados sus supuestos vínculos profesionales con el colombiano David Murcia Guzmán (quien hoy cumple condena en Estados Unidos por lavado de activos); por adquirir tierras estatales a precios ridículos; por las denuncias de irregularidades en el programa “Mi Primer Empleo” , entre otros.

WIKILEAKS

Ni siquiera escapó de los reportes que hacía la Embajada de Estados Unidos en Panamá al Departamento de Estado, publicados por Wikileaks, a tan solo cuatro meses de haber iniciado el gobierno de Martinelli.

En uno de ellos, fechado el 5 de octubre de 2009, la entonces embajadora estadounidense Barbara Stephenson reportó una reunión que sostuvo con el entonces ministro de la Presidencia, Demetrio Jimmy Papadimitriu.

Stephenson detalló algo sorprendente. Martinelli, que en campaña insinuaba abiertamente que la constructora Norberto Odebrecht había pagado coimas a funcionarios del Partido Revolucionario Democrático (PRD), había aceptado dinero de esta empresa para su campaña presidencial.

En su reunión con la diplomática estadounidense, según el cable de la Embajada, Papadimitriu reveló que este “dinero de Odebrecht había sido accidentalmente mezclado por la abogada de Martinelli, Alma Cortés, en cuentas pertenecientes a [David] Murcia”. Menudo error, en especial cuando la embajadora relata que “Cortés era la abogada de Murcia en Panamá”.

En otro cable, Stephenson se refirió a una denuncia de Balbina Herrera, quien acusó a Martinelli de haber recibido 800 mil dólares de Murcia para su campaña.

La noticia se conoció cuando Martinelli era censurado por aprobar una adenda al contrato de la cinta costera I, para que Odebrecht construyera la fase II –sin licitación– por 60 millones de dólares, solo un mes después de haber asumido el mando del país y de haberle hecho duras críticas.

Como es sabido, hoy día la cúpula de la constructora brasileña está bajo investigación en su país por el supuesto pago de, ¡sorpresa!, coimas.

Cortés, a su turno, negó conocer a Murcia y de haberlo representado, mientras que Papadimitriu afirmó que “jamás” había conversado de Cortés y de la donación de Odebrecht con Stephenson.

Pero el mal ya estaba hecho. Cortés libró una lucha interna con Papadimitriu en el gobierno de Martinelli y hasta fuera del poder. Por ejemplo, en el escándalo de los pinchazos, Cortés acusó directamente a Papadimitriu de ser el artífice del espionaje cibernético, junto con el actual magistrado presidente de la Corte Suprema de Justicia, José Ayú Prado.

“Jimmy Papadimitriu se reunía con el magistrado José Ayú Prado para planear los pinchazos telefónicos”, afirmó Cortés... “Siempre le dije al presidente Martinelli que esa figura de Papadimitriu va a ser nefasta en este gobierno”. El exministro se defendió atacándola. Esas, dijo, eran “tácticas” para desviar la atención pues “todo el mundo sabe para quién trabaja ella”.

BARATILLO DE TIERRAS

No todo eran diferencias en esa relación. Cortés tuvo en común con los Papadimitriu la adquisición de tierras estatales. Si los Papadimitriu consiguieron la titulación gratuita de playas en Juan Hombrón, Cortés también hizo lo suyo.

La entonces ministra consiguió “comprar” tierras nacionales a precios de ganga: 6 dólares la hectárea. En marzo de 2011, Cortés pagó 534 dólares por 88 hectáreas en Las Margaritas de Chepo, una finca que colinda con el río Mamoní.

En su defensa dijo que había comprado derechos posesorios y que si no hubiese sido por el gobierno de turno –al que pertenecía– “no las hubiera podido titular”.

Cortés también ha sido señalada por medios de comunicación de supuestamente haber comprado bienes inmuebles valorados en cientos de miles de dólares cuando era ministra de Estado, pero la exfuncionaria ha alegado que puede justificar todos los bienes que adquirió en el pasado quinquenio.

DENUNCIAS

Su paso por el el ministerio que manejó –el Mitradel– no es de grata recordación. Cortés fue la primera funcionaria del gobierno de Martinelli que fue denunciada por la actual administración del presidente Juan Carlos Varela.

A finales de julio de 2014, el secretario general del Mitradel, Samuel Rivera, denunció a Cortés, por los presuntos delitos de peculado y corrupción de funcionario.

Sustentó su denuncia en que presuntamente se usaron viáticos incorrectamente, se nombró a personal que cobró sin trabajar y que hubo mal uso del combustible asignado a la institución.

Para Cortés, todo se debe a ataques políticos y en su momento ha dicho que demandaría por calumnia al funcionario del Mitradel.

Pero eso parece poco comparado con el escándalo del denominado programa “Mi Primer Empleo”, en el cual la actual administración del Mitradel solicitó al Juzgado Segundo de lo Civil una apertura del expediente, tras el supuesto hallazgo de 184 archivos con irregularidades.

Una investigación de La Prensa reveló que empresas en las que figuran abogados con vínculos familiares o profesionales con Cortés, fueron beneficiados con jugosos contratos de este programa de capacitación.

A pesar del escándalo por las supuestas irregularidades detectadas, Cortés fue sobreseída provisionalmente por “falta de evidencias”. Dicha investigación había iniciado por solicitud de la propia exfuncionaria. En todo caso, el programa pasó a otro ministerio, donde no parece haberle ido mejor. Martinelli anunció que “Mi Primer Empleo” sería trasladado a la Autoridad de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa, dirigida por Giselle Burillo, quien tampoco estuvo alejada de los escándalos del gobierno de su hoy exjefe.



LA FAMILIA QUE TRABAJA UNIDA...

El Mitradel era manejado por Cortés como ha sido la costumbre de políticos a los que tanto criticó Martinelli.

En la planilla de la entidad aparecían parientes y allegados de Cortés. Por ejemplo, la exministra contrató a dos cuñados: Samuel Beluche, como director administrativo, con un sueldo de 3 mil 600 dólares, y Melvin Delgado, coordinador de Planes y Programas, por 2 mil dólares mensuales. La hermana de Delgado, Noris, era secretaria del Despacho Superior, con un salario de mil dólares.

A sus socios en su firma de abogados, Juan Montero y Mario Molino, los nombró en el Mitradel, a cada uno con un salario de 3 mil dólares.

Sus problemas por este tipo de nombramientos continuarían con su hermana Lourdes Cortés, a quien se le acusa de haber ocasionado una lesión patrimonial de 7 mil 200 dólares, por supuestamente no haber devuelto un viático de un viaje oficial que hizo a Suiza en 2011. Lourdes Cortés hoy es diputada del Parlamento Centroamericano (Parlacen), convirtiéndose en colega de su hermana, Alma, en ese organismo.

Ahora, fuera del poder, y contrario a varios de sus excolegas en el Gabinete, que ya no salen a la palestra a defender a capa y espada a Martinelli, Cortés es de las pocas figuras de CD que salen en su defensa pública.

De hecho, su presidencia empieza a marcarse por su mano dura contra quienes no se cuadren con Martinelli. Tal postura ha empezado a crear roces. No aceptamos “la imposición [de Cortés], la amenaza y las decisiones a espalda de las bases y dirigentes del partido”, advirtieron 22 de los 25 diputados del CD.

La Prensa intentó contactar a Cortés, pero no respondió a los mensajes dejados en su celular.

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