Mientras grupos ambientalistas abogan porque el reglamento de aguas residuales vigente no sufra ninguna variación, el Sindicato de Industriales de Panamá (SIP) y el Ministerio de Comercio e Industrias (Mici) defienden la “actualización”.
Alida Spadafora, directora ejecutiva de la Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza (Ancon), indicó que, para mantener la calidad del agua, la norma DGNTI- COPANIT 35-2000 no debe ser flexibilizada.
Para los ambientalistas, con la nueva medida llegarán más cargas de metales pesados y plaguicidas a los ríos y a las aguas subterráneas, situación que desmejorará el ambiente.
Ahmed Morón, director nacional de Industria y Desarrollo Empresarial del Mici, informó que la norma no se está flexibilizando, como aseguran algunos ambientalistas, sino que, con base en estándares internacionales, se va actualizar.
Posición que Morón mantiene a pesar de que al comparar la tabla de descarga del anteproyecto con el reglamento vigente, se nota un aumento en los parámetros de vertimiento permitido de varias sustancias (ver tabla).
Morón informó que los cambios solicitados están sustentados técnicamente por el SIP y basados en El Código Industrial Uniforme (CIIU) dictado por la Organización de las Naciones Unidas.
Sin embargo, al navegar por la internet y consultar el CIIU, solo se encontró que este se refiere a las actividades económicas y no así a las descargas de aguas residuales.
El funcionario agregó que el proceso de revisión, a través de un equipo técnico conformado por representantes de varias entidades y el SIP, comenzó el 24 de marzo de 2010 y terminó el pasado mes de abril.
Por su lado, Juan Francisco Kiener, presidente del SIP, aseguró que el documento que está circulando no es un anteproyecto de reforma, sino una “consulta técnica” para que todos los sectores puedan hacer aportes.
Kiener, al referirse a la norma actual, manifestó que esta contempla, entre otros aspectos, la evaluación de minerales pesados, los cuales no se utilizan en la actividad que el sector industrial desarrolla, pero cuya revisión representa una cuantiosa inversión para el sector.
Kiener señaló que los minerales pesados son sumamente tóxicos y regularmente se utilizan en procesos industriales de países altamente desarrollados, cosa que no sucede en Panamá.
No obstante, Natalia Young, exdirectora de Protección y Calidad Ambiental de la Autoridad Nacional del Ambiente, explicó que aunque las normas COPANIT contemplan una revisión periódica, estas no se pueden reformar sin tener en cuenta criterios técnicos o la solicitud de un sector de la sociedad.
Para Young, tampoco se puede partir de estándares internacionales, porque cada país tiene su propia realidad ambiental y determina qué áreas desea proteger.
Para revisar una norma de calidad ambiental se necesita un criterio técnico que debe estar acompañado por un estudio económico, social y ambiental de la norma que se desea cambiar y cuyo propósito sea la protección del ambiente y por ende la salud de la población, manifestó.