El fiscal Primero de Droga, Javier Caraballo, se enfrenta a un futuro incierto.
Por un lado, su jefe, el procurador de la Nación (encargado), Giuseppe Bonissi, le pidió explicaciones por los 16 kilos de cocaína que aparecieron en el techo de una camioneta Toyota Prado en el sótano del Ministerio Público. Se supone que previamente el vehículo había sido prolijamente inspeccionado por la fiscalía de Caraballo.
Y por el otro, se fue de vacaciones. Sin avisar. Se desconoce si éstas son voluntarias o no, y al personal no se le informó cuánto tiempo estará ausente.
Aunque oficialmente no se ha dicho si hay alguna relación entre un suceso y otro, la cronología de los hechos deja poco margen para dudas. La droga fue encontrada en la Prado el lunes de la semana pasada, y tres días después, Caraballo se iba de vacaciones. En su lugar quedó encargada Ida Mirones, secretaria de la fiscalía.
Aunque está de descanso, el fiscal deberá preparar un informe sobre el operativo en el que se encontró la cocaína escondida.
Bonissi sostiene que Caraballo fue enviado de vacaciones por tener siete meses pendientes y que es necesario salir de la cantidad acumulada. No precisó si otros fiscales se encuentran en igual situación.
Lo ocurrido a Caraballo recuerda lo acontecido con Javier Soriano, fiscal de Drogas de Chiriquí hasta la semana pasada.
A Soriano también lo mandaron de vacaciones, por tres meses, y a su regreso se encontró la carta de destitución.
Antes de irse, investigaba el caso de una droga escondida en el tanque de combustible de un vehículo incautado en un operativo antidrogas.
También William Parodi fue enviado de vacaciones y cuando regresó el mes pasado se enteró de que ya no estaba en la Fiscalía Segunda de Drogas sino en la de Asuntos Civiles. Lo reemplazó Sofanor Espinosa.