Una sala virtual con 10 computadoras, se ha convertido en la mejor herramienta para las investigaciones de los alumnos de la escuela Profesional Isabel Herrera Obaldía. Está ubicada en la biblioteca Octavio Méndez Pereira y es administrada por la asociación de padres de familia.
Según los alumnos del colegio, esta biblioteca es un ejemplo a seguir para los demás colegios públicos, donde las instalaciones en las que los alumnos van a estudiar y a consultar libros han sido olvidadas por las autoridades educativas. Los estudiantes de la Profesional, por contraste, siempre hallan en su biblioteca los textos que necesitan consultar para sus tareas y tienen disponible equipo tecnológico que les permite desarrollar mejor sus labores.
El mal estado de la mayoría de las bibliotecas escolares lo pudo constatar este medio, al hacer un recorrido por varios planteles de los distritos de Panamá y San Miguelito, en los cuales la queja fue la misma: carencia de libros y de computadoras con internet.
En la Profesional, Nayelis Marín, encargada de la sala virtual, dijo que aunque las computadoras están bloqueadas para actividades no escolares, como chatear, de vez en cuando las memorias (USB) con virus, llevadas por los jóvenes, dañan los equipos.
Rosalba Toro, encargada de la biblioteca, explicó que los estudiantes pueden llevarse los libros para su casa, si hay varios ejemplares, y dejan en garantía uno de sus textos.
Las peticiones son muchas. En el mes de marzo pasado, los alumnos solicitaron 188 libros y en abril 212.
El director Martín Jones dijo que en ese plantel (con una matrícula de 3 mil estudiantes) se invierten anualmente unos mil dólares en compra de libros y rehabilitación del lugar.
En el Instituto Fermín Naudeau, con 2 mil 800 estudiantes, se encuentra la biblioteca Luis O. Miranda.
Sobre esta, Melissa Morán, José Quiel e Itzel Wittgreen, del bachillerato de ciencias, dijeron que “cada vez que venimos a pedir libros de química, geografía y física, no hay, entonces nos vemos en la necesidad de comprarlos, lo que a veces es difícil porque cuestan más de 25 dólares”. Además, solo se pueden usar un año, porque al siguiente la edición cambia, se lamentaron.
Los jóvenes también se quejaron por la falta de computadoras, lo que les impide realizar mejores trabajos.
Xiomara Víquez, bibliotecaria del plantel, reconoció que hay escasez de textos y de diccionarios. Sin embargo, expresó que se debe a que los alumnos no los cuidan o no los devuelven.
Cerca del Naudeau está la Escuela de Artes y Oficios Melchor Lasso de La Vega, donde la biblioteca Manuel A. Alvarado fue víctima de un incendio en 2010, que dejó parte del lugar inservible.
Los alumnos dijeron que solo pueden usar parte del área y que muchas veces no hallan los libros que piden.
Aunque este colegio sí cuenta con tres computadoras –dos de ellas portátiles– e internet, Manuel De Gracia, encargado de la biblioteca, comentó que debe estar pendiente de los alumnos que solicitan las máquinas, porque muchas veces las usan solo para chatear.
En el colegio José Antonio Remón Cantera, donde estudian mil 782 alumnos, la directora Miriam Moscoso aseguró que regularmente reciben donaciones de textos escolares, por lo que está “bastante completa”.
A juicio de Nitzia Lezcano, estudiante del bachiller en letras con especialidad en idiomas, la biblioteca tiene la mayoría de los libros que requiere para estudiar. Sin embargo, carece de computadoras. Sobre este desabastecimiento, la directora Moscoso respondió que los jóvenes prefieren los libros.
En la biblioteca del Centro Educativo Monseñor Francisco Beckman, en Las Cumbres, hay unos 3 mil libros y tres computadoras sin el servicio de internet.
Roselyn Reyes, del sexto año del bachillerato en ciencias, dijo que la biblioteca no está mal, pero pidió que la equipen con nuevos textos y sobre todo que los alumnos puedan usar computadoras con internet.
El director del colegio Norato González explicó que anualmente se compran textos para la biblioteca y aseguró que la instalación del internet está en trámite, por lo que en dos semanas deberán tener este servicio.
En los institutos Nacional y Rubiano se trató de conseguir información sobre la situación de las bibliotecas, pero no se le permitió la entrada a este medio.
