Anais Mendoza, estudiante de ingeniería comercial de la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología, asiste regularmente a un café internet porque necesita realizar investigaciones y además enviar currículos a las bolsas de trabajo que se pautan en el ciberespacio.
Al igual que ella, miles de personas utilizan a diario estos centros, ya sea para conseguir una información especial, distraerse con el mundo de ofertas que se encuentra en la red o para mantener comunicación con alguien en especial.
Los también llamados cibercafés siguen siendo populares, pero no como lo fueron desde finales de los 90 hasta llegar al 2004, cuando el negocio registró un boom. A partir de ese año, los entendidos consideran que existe una merma ante la saturación del mercado. A pesar de ello, el negocio sigue manteniéndose y sus inversores continúan en la lucha añadiendo valores agregados, para mantener cautiva a una clientela fija.
Luis Peralta -gerente de La Red, la cual mantiene una supremacía en este mercado por absorber el 50% de este negocio en la capital- asegura que desde hace más de cuatro años de existencia, el servicio de internet ha evolucionado al de llamadas telefónicas tanto nacionales, internacionales como a celulares, complementados con otros que incluyen impresiones, fax, juegos de video y hasta cursos de computadoras e inglés.
Lo cierto es que si uno hace una visita rápida por algunos de estos centros, se percata de que lo que antes era sólo cafetería y computadoras, hoy en día representan verdaderos negocios que ofrecen una gama de productos que pueden ir desde artículos de oficinas, ventas de celulares, accesorios de vestir, entre otros beneficios como copiadoras, levantados de texto y encuadernación.
Rentabilidad y fracaso
La competencia por el uso de internet es aguerrida, lo que ha llevado a estos locales comerciales a bajar fuertemente sus precios que incluso se pueden encontrar a 50 y 75 centésimos la hora, eso sin contar que el servicio de llamadas telefónicas va desde los dos centésimos el minuto.
Quienes se encuentran en este tipo de actividad reconocen que la rentabilidad del negocio está en manejar grandes volúmenes y algunos manifiestan que en un día pueden fácilmente ingresar tres mil dólares o más.
Pero muchas veces no todo es color de rosa. Los dueños de La Red, por ejemplo, tienen tres sucursales en la capital y las posibilidades de abrir otras en Chiriquí, Colón, La Chorrera y Chitré, así como lanzar la franquicia a nivel internacional. Pero para otros, como un joven financista, quien prefirió mantener su nombre en reserva, no le fue tan bien en este negocio.
Según este profesional de las finanzas, cuando montó su café internet hace tres años le iba muy bien porque en aquel entonces no estaba regulada la industria de la telefonía y pudo poner su pequeño call center en el local que le facturaba más dividendos que el servicio por computadoras, pero hace un año y medio optó por vender el negocios porque ya no se podía cobrar el dólar por llamadas internacionales.
"Cuando los costos de las llamadas internacionales comenzaron a caer … versus el alquiler, el consumo eléctrico de las computadoras, entre otros gastos, las cuentas no salían, así que opté por vender", afirmó el afectado, quien tenía su pequeño negocio por Vía España, donde hizo una inversión de aproximadamente seis mil dólares.
No obstante, un operario de estos comercios en la conocida Vía Venetto, en Vía España, donde se concentran al menos seis de estos negocios, asegura que el éxito de estos cafés está en las llamadas telefónicas, porque es lo que más buscan las personas.
Según estadísticas del Ministerio de Comercio e Industrias (Mici), desde 1997 al pasado 31 de julio se aprobaron mil 850 licencias de este tipo de negocios en Panamá. Mientras que en ese período se han cancelado 223 en esta provincia.
En las otras ocho provincias y el sector Oeste se concedieron en el mismo periodo 72 permisos para operar, pero no hay registro de las cancelaciones.
Para solicitar los registros o licencias de este tipo de negocios en el Mici, los nacionales o extranjeros tienen que llenar con anticipación una declaración jurada en Asesoría Legal del Ministerio de Desarrollo Social, donde se comprometen a instalar un software para bloquear aquellos contenidos pornográficos.
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