Abogado constitucionalista, miembro de la Academia Panameña de la Lengua, profesor de derecho y de 83 años de edad. Ese es Carlos Bolívar Pedreschi, quien desde 1958 ejerce como abogado y hoy da su opinión sobre la justicia y las investigaciones que se adelantan en el país por casos de corrupción. Pedreschi sugiere al presidente Juan Carlos Varela nombres para magistrados de la Corte Suprema de Justicia.
El jurista, autor de 21 libros y 45 escritos –entre ensayos, conferencias y artículos–, es socio de la firma de abogados Pedreschi & Pedreschi.
¿Qué percepción tiene de la justicia en Panamá?
Tengo la misma percepción que tiene la sociedad panameña. Recuerde que la justicia la administra el Órgano Judicial y que este, en repetidas encuestas públicas, ha estado en el último lugar o en los últimos lugares en la consideración de los encuestados. Pero, en mi concepto, el problema de la justicia en Panamá es todavía más grave.
El problema no sería tan grave si la corrupción fuese únicamente de los funcionarios judiciales, con las honrosas excepciones que se conocen. El problema es que el Órgano Judicial administra justicia a solicitud de abogados. Y debemos expresar, con la objetividad a que estamos obligados, que la corrupción está igualmente extendida a los abogados.
Sobre el particular, recuerdo que en la ocasión en que me correspondió preparar para el día 2 de noviembre del año pasado unas palabras en homenaje y recuerdo ante los próceres de la independencia, manifesté, con pesar, que sinceramente yo no sabía dónde había más abogados corrompidos, si en el Órgano Judicial o fuera de él. Recuerde que entre las profesiones liberales más desprestigiadas en el mundo se encuentra la abogacía. Personalmente no concibo un acto de corrupción de un funcionario judicial sin un abogado que lo haya propiciado.
En relación con el fenómeno comentado, con frecuencia vemos pasearse por nuestras televisoras a colegas que parecieran turistas o que, por lo menos, no vivieron en Panamá durante los cinco años del gobierno anterior. Se presentan como si sus representados fuesen realmente inocentes y que fueran víctimas de persecución política.
Lo paradójico es que a pesar de que sostienen que sus clientes son inocentes y que no existen pruebas contra ellos, hacen todo lo posible por evitar el juicio, que es precisamente la oportunidad que tienen para probar la inocencia de sus clientes. Por el contrario, se deshacen en maniobras o malabarismos procesales para dilatar y finalmente evitar el juicio.
¿Es selectiva la justicia?
Su pregunta es oportuna, porque se refiere a una idea algo generalizada y vinculada al hecho de que, no obstante el tiempo transcurrido, el Ministerio Público (MP) ha iniciado procesos contra algunos de los funcionarios de la pasada administración y, sin embargo, no los ha iniciado en relación con una cantidad mucho mayor de funcionarios vinculados igualmente a actos delictivos.
Yo no estoy de acuerdo con quienes piensan que el Ministerio Público se está manejando con selectividad. Una cosa es que únicamente se haya iniciado un proceso penal contra unos y otra que no haya habido ni tiempo ni recursos ni personal para iniciar un proceso penal contra todos. Yo, más bien, creo que bastante es lo que el Ministerio Público ha podido abarcar en tan poco tiempo a pesar de que continúa confrontando una indigencia económica. El problema, más que jurídico y moral, es virtualmente físico.
Es lo más parecido al problema que confronta el responsable de conducir un bus con capacidad para solamente 80 pasajeros. Si este bus vacío llega a una parada donde hacen fila 200 usuarios, como el bus no tiene capacidad para 200 pasajeros, nadie podría pensar que el conductor ha sido selectivo y que solamente quiso llevar a 80 y no quiso llevar a los 120 usuarios restantes.
La situación del Ministerio Público es igual. Por otra parte, conozco muy bien a la actual procuradora general de la Nación, Lcda. Kenia Porcell. Por conocer sus atributos, me pareció que su designación para el cargo fue uno de los grandes aciertos del presidente Varela.
Carlos Bolívar Pedreschi
Abogado constitucionalista
No obstante el poco tiempo que tiene de estar en el cargo, la sociedad siente que ha habido un cambio radical en el Ministerio Público, que hoy el país cuenta con una procuradora que tiene carácter, que tiene independencia, que conoce su oficio y que proyecta autoridad e integridad. Es una mujer con coraje y con conocimiento de su materia.
¿Cómo ha visto los procesos penales durante la pasada administración y durante la presente?
La respuesta a esta pregunta está inevitablemente asociada al carácter del gobierno anterior, presidido por Ricardo Martinelli, y al carácter del gobierno actual, presidido por Juan Carlos Varela.Martinelli se manejó en forma manifiestamente impulsiva, arbitraria, confrontadora y autocrática.
Para todo efecto práctico, Martinelli desdibujó la separación de poderes y así muchos magistrados y todos sus procuradores eran sensitivos a su requerimiento. El presidente Varela, por lo contrario, tiene características personales y políticas muy distintas a las del expresidente Martinelli.
Como era obvio, así como las características personales y políticas de Martinelli caracterizaron el gobierno de este, de igual modo y por las mismas razones las características personales y políticas del presidente Varela definen el carácter de su gobierno.
Como bien se conoce, Varela no es arbitrario ni impulsivo ni autocrático. Con mucha ponderación, Varela ha designado, por ejemplo, en el Ministerio Público y en la Fiscalía del Tribunal de Cuentas a panameños de reconocida capacidad y rectitud.
Estos son los casos de Kenia Porcell como procuradora general, de Rigoberto González como procurador de la Administración y Guido Rodríguez como fiscal del Tribunal de Cuentas.
Como consecuencia del respeto que el presidente Varela ha tenido con el Órgano Judicial y con el Ministerio Público, frente al ninguno que tuvo Martinelli, las consecuencias o resultados por lo que hace a su pregunta no se hacen esperar: el manejo de los procesos penales de corrupción durante el período presidencial de Martinelli siempre fue el que le convino a este; esto es, a Martinelli.
A la procuradora que encontró en el cargo, Ana Matilde Gómez, la despidió porque era independiente. Todos los procuradores que le siguieron designados por Martinelli fueron, en mi concepto, funcionarios suficientemente sensitivos a los requerimientos del presidente Martinelli.
Durante el gobierno del presidente Varela, su acertada designación de la procuradora general de la Nación, Kenia Porcell, y el nivel de respeto que observa con relación al Ministerio Público, ha permitido la gran y positiva diferencia que el país puede apreciar.
Nunca el país había visto lo que ahora ve: una suerte de zafra en materia de procesos penales resultantes de delitos contra el erario. Dada la eficiencia, valores, independencia y carácter de la actual procuradora general de la Nación, tengo la convicción de que, salvo el inevitable error humano, ningún proceso penal resultaría afectado por otras razones durante la administración de Kenia Porcell.
¿Qué le recomendaría usted al presidente Varela con respecto a la selección de los nuevos magistrados para la Corte Suprema de Justicia?
Lo que yo le recordaría al presidente Varela es que use la misma responsabilidad y el mismo buen juicio que utilizó al pensar en profesionales serios y de valía como lo fueron Kenia Porcell para procuradora general, Rigoberto González, para procurador de la Administración, Guido Rodríguez, para fiscal del Tribunal de Cuentas y Federico Humbert, para contralor general de la República.
Para magistrada de la Sala Tercera de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia, recomiendo a Katia Rosas Méndez, actual secretaria general de esa misma instancia.
Conocí de sus méritos por Edgardo Molino Mola, quien fue profesor de ella en la Facultad de Derecho y por formarse un alto concepto de su capacidad, de sus valores y de su madurez, la escogió para que fuera su primer asistente durante los 10 años en que Molino Mola fue magistrado de la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia.
Katia Rosas Méndez se graduó con honores en el Colegio Javier; egresó, también con honores, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Panamá; obtuvo la beca Fulbright para hacer dos años de maestría en Estados Unidos y tiene años de ser profesora de derecho constitucional y de derecho administrativo en la Universidad de Panamá.
Para la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia, el Presidente puede pensar en algún magistrado o magistrada del Primer Tribunal Superior Civil. Todos sus magistrados son personas preparadas, consagradas y de reconocida honestidad.