Con esa solemnidad que caracteriza a los jueces, Tsai Shou-hsun, presidente del Tribunal del distrito de Taipei (Taiwan), sentenció: “la corrupción de un hombre ha causado el desorden de todo el país. Por eso las sentencias son tan severas”. Así quedó sellada la cadena perpetua para el ex presidente taiwanés Chen Shui-bian y su esposa, Wu Shu-chen.
La pena de por vida por ser culpables de una multimillonaria malversación de fondos va a acompañada de una multa de 500 millones de nuevos dólares de Taiwan (15.2 millones de dólares).
El ex presidente estaba acusado del despilfarro de 3.5 millones de dólares de un fondo presidencial durante su mandato de 2000 a 2008. Igualmente enfrentaba cargos por recibir sobornos por un monto de nueve millones de dólares, en relación con un acuerdo sobre un terreno gubernamental, blanqueo de capitales mediante cuentas en bancos suizos y falsificación de documentos.
Un despacho de EFE reporta que el 1 de septiembre, la esposa de Chen, Wu Shu-chen, fue condenada a un año de prisión “por pedir a sus familiares que mintiesen sobre unos recibos utilizados ilegalmente para justificar gastos de un presupuesto oficial. Su hijo Chen Chih-chung y su hija Chen Hsing-yu y su yerno Chao Chieng-ming fueron condenados a seis meses de prisión por perjurio”.