Contaminación caótica



Uno de los aspectos más agradables de la cinta costera es que todavía está limpia de vallas publicitarias y carteles de neón.

Es posible –pese al resplandor agresivo de un anuncio ubicado por Extreme Planet y el paso de los vehículos– disfrutar del espacio y del fresco del mar.

¿Se puede decir lo mismo de la vía España o de la carretera hacia Colón? ¿O de cualquiera de las vías principales de la ciudad?

Los expertos indican que la contaminación visual no solo produce estrés óptico (todo parece caótico y recargado), sino que también es peligrosa porque distrae a los conductores durante el manejo y se confunde –en las noches– con las luces de los semáforos.

Pero la contaminación visual no es la única que atenta contra la salud física y mental.

La Organización Mundial de la Salud ha establecido, por ejemplo, que la polución es responsable de una buena cantidad de enfermedades respiratorias y de muertes prematuras.

Por otro lado, no hay que ser experto en salud para concluir que esas acumulaciones de basura, tan típicas de nuestros barrios, son una invitación a la proliferación de alimañas, transmisoras de enfermedades.

Pese a toda esta realidad, pareciera que lo verde estorba. En la entrada a la comunidad de Altos de Cerro Viento, por ejemplo –y luego de la construcción de Metromall–, alguien decidió que dos árboles de la isleta estaban de más.

Fueron cortados y, en su lugar, han aparecido dos vallas altas y rectangulares. Una de ellas dice, como si fuera un chiste: “Cuidemos el ambiente”.

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