Llegar a la comunidad Sobiaquirú, en la provincia de Darién, toma nueve horas en lancha desde Yaviza; no hay médicos y la comida escasea.
En poblaciones cercanas, como Balsal y Boca de Paya –a una hora de camino por río–, la situación es similar y se hace más evidente a medida que se avanza por el Tuira.
En Sobiaquirú, donde una niña murió en marzo pasado y dos todavía son atendidas en Nutre Hogar por desnutrición severa, hay otros 35 niños afectados por el flagelo. Allí, el hambre acecha y las necesidades también.
El azúcar, el aceite y otros alimentos básicos son un lujo, y la poca cosecha de plátano, maíz y ñame no alcanza para las 243 personas que habitan en el lugar.
Para agravar la situación, en Boca de Paya no hay maestro desde 2005, por lo que un grupo de 18 niños, todos panameños, no tiene la oportunidad de asistir a la escuela.
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