Jaime Salas de la Cruz se libró de la detención preventiva ayer a las 5:15 p.m.
A esa hora, salió del penal La Joya, donde estaba desde el pasado 1 de enero. Previamente, había estado en una celda en la sede de la Policía Nacional, en Ancón, luego de que el 21 de diciembre el fiscal especializado contra la Delincuencia Organizada, José Ayú Prado, ordenara su detención, en medio de una investigación por blanqueo de capitales y enriquecimiento ilícito.
Salas y su pareja, Esilda González Rodríguez –escondida hasta ahora, ya que contra ella también había una orden de detención–, consignaron fianzas hipotecarias de excarcelación de medio millón y de 200 mil dólares, respectivamente.
La juez segunda penal, Hilda Bonilla, dejó sin efecto la detención, pero a cambio impuso medidas cautelares de impedimento de salida del país sin autorización judicial. La juez también revocó la orden de conducción librada contra González.
Salas estuvo detenido en el área de Guantánamo No.2, La Joya, una zona exclusiva para ex policías.
Desde el lunes, Salas intentaba consignar la fianza. Se tardó tres días en hacerlo. “Difícilmente, alguien puede conseguir esa suma de dinero”, dijo a la salida del penal.
Rogelio Cruz, abogado del ex ingeniero municipal, opinó que Ayú Prado “cometió una arbitrariedad basado en un informe de la Unidad de Análisis Financiero [UAF] que no dice nada”.
Según el informe de la UAF al que hace referencia Cruz, Salas habría utilizado una sociedad –Edificaciones Portobelo, S.A.– para captar casi dos millones de dólares en depósito en una cuenta en el Banco del Istmo.
La fiscalía le encontró a Salas otra cuenta, en Turks y Caicos (paraíso fiscal).
Hasta ahora, Salas se ha negado a declarar.