La creencia de que el río Sixaola define el límite territorial entre Panamá y Costa Rica ha terminado por producir una batalla entre familias ticas y panameñas que viven sobre el cordón fronterizo.
El presidente de la Cooperativa de Bocas del Toro, Juan José González, explicó que más de 80 familias bocatoreñas que radican en la frontera pidieron préstamos hipotecarios millonarios para trabajar las tierras que tenían a su nombre. Pero el 21 de noviembre del año pasado, el río se desbordó y cambió su curso, haciendo que sus tierras pasaran a territorio costarricense.
“Esto no pasaría si los gobiernos se hubiesen preocupado en trazar el límite territorial”, alegó.
González dijo que solo en el poblado de Tiger Hill hay unas 15 familias que tienen deudas por arriba de los 11 millones de dólares, porque se les han acumulado los intereses sobre los préstamos solicitados.
El problema ha motivado a Panamá y Costa Rica a entablar una reunión bilateral para iniciar el rescate de los hitos limítrofes.
VEA Una frontera que se mueve al ritmo del Sixaola