Apenas cambió el gobierno y se mudó al Palacio de las Garzas Mireya Moscoso, la Junta de Control de Juegos empezó a pedir información sobre los accionistas de las empresas del sector que comenzaron a operar durante la gestión de Ernesto Pérez Balladares. La flamante gestión panameñista quería saber la identidad de los beneficiarios finales detrás de las sociedades anónimas.
Sin embargo, según documentación oficial a la que accedió La Prensa a través de la Ley de Transparencia, a medida que pasó el tiempo las nuevas autoridades dejaron de insistir. Moderaron su impulso inicial.
Quizás ese “frenazo” tenga su explicación en una solicitud que llegó a la Junta de Control de Juegos el 6 de noviembre de 2000. Ese día CIRSA Panamá, a través de la sociedad Silver Cup Gaming Inc., solicitó una concesión para operar siete salas de máquinas tragamonedas y cinco agencias de apuesta de juegos deportivos. Todas ubicadas en lugares populares del interior del país: Colón, Las Tablas, Paso Canoa, David, Changuinola, Bugaba y La Chorrera.
El Gabinete dio luz verde al pedido el 20 de febrero de 2002. La empresa de capitales españoles no pagó ni un centavo al Estado por ese contrato, a pesar de que el Ejecutivo podía exigir un abono inicial en concepto de derecho de llave.
Ese fue el único contrato para operar máquinas tragamonedas que dio el gobierno del partido Panameñista. El visto bueno permitió a CIRSA Panamá pasar de administrar 21 salas de juego a controlar 28. Todo un imperio del juego.
Al momento de recibir la concesión, CIRSA Panamá controlaba el 100% de las acciones de Silver Cup Gaming, según documentación de la Junta de Control de Juegos.
No obstante, los “socios locales” no tardaron en aparecer. El 12 de junio de 2003 CIRSA Panamá pidió autorización a la Junta de Control de Juegos para vender el 50% de las acciones de Silver Cup Gaming. La empresa, un año después de contar con la licencia para operar, cambió de manos.
El 28 de agosto de 2003 el pleno de la Junta de Control de juego aprobó la venta.
Según documentación oficial, CIRSA Panamá le vendió la mitad del paquete accionario de Silver Cup Gaming a cinco sociedades: Azarjo Corporation (10%), Horamar Finances Corp. (10%), Planeta Business Corp. (10%), Horalin Internacional Inc. (10%) y Bowler International Corp. (10%).
Cada 10% de Silver Cup Gaming se vendió en 2 mil dólares. O, mejor: CIRSA entregó el 50% de la empresa por solo 10 mil dólares. Los afortunados compradores, según información del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), recuperaron su dinero en menos de un mes. Para ser más exactos: la inversión se pagó con solo 10 días de operación de las salas de juego.