Enfermedad que estigmatiza

Enfermedad que estigmatiza


Un impacto “traumático” y “una vivencia muy triste” resulta recibir la noticia de que un familiar padece alguna enfermedad mental. Así lo perciben personas consultadas que viven esa realidad, que nadie envidia, y que no siempre todos comprenden.

Es un diagnóstico “devastador” que suele alterar el ambiente familiar, comentan. Y el panorama se afecta aún más porque la ignorancia y los prejuicios no ayudan a que el individuo afectado se integre y trate de llevar una vida normal en un entorno social, coinciden las partes.

Margarita G.*, trabajadora social de profesión, es madre de un paciente diagnosticado con trastorno afectivo bipolar cuando tenía 14 años. La condición de Alfredo*, que hoy tiene 30 años, fue marcada desde el vientre por el rechazo de su padre y la violencia que se vivía en el hogar, comenta.

Otro caso es el de Plinio Cerrud, presidente de la Asociación nacional de familiares, amigos y personas con esquizofrenia y otras enfermedades mentales (Anfapeem): su hermana fue diagnosticada con esquizofrenia simple.

La condición de su hermana, que hoy tiene 42 años, se exacerbó por las presiones laborales. Esto la llevó a mostrar ansiedad e ideas que la alejaban de la realidad, acompañadas de episodios de tristeza y aislamiento, detalla Cerrud.

Margarita considera que es difícil acabar con los prejuicios sobre el paciente y su familia, pues “la sociedad le teme, lo rechaza y algunos son hasta maltratados”, situación que se traslada también al ámbito laboral, que lleva al enfermo a “hacer cualquier labor con tal de conservar un empleo”.

Carlos Saavedra, subdirector del Instituto de Salud Mental (Insam), señala que al paciente le cuesta llevar cualquier tipo de documento de la institución, como una incapacidad o una constancia de atención médica a su lugar de trabajo, por los efectos que tiene esa información en la impresión del común de sus superiores y los compañeros de trabajo.

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