El pasado viernes 20 de noviembre es una fecha que, difícilmente, Rosario Pérez* podrá olvidar. Ese día tuvo que esperar 15 horas para que le llegara el turno de ser atendida por funcionarios del Servicio Nacional de Migración.
Había llegado a la sede de esa entidad en la Ricardo J. Alfaro a las 4:30 a.m., pero no fue hasta las 6:19 p.m. cuando fue atendida. Ella, al igual que otros abogados panameños y extranjeros, esperó de pie y sin probar alimentos para que le admitieran su expediente.
Y pasó de todo. Al filo de las 4:00 p.m., todos los que allí estaban se quedaron boquiabiertos cuando los turnos fueron interrumpidos para recibir los papeles de una persona que no había hecho fila. Un funcionario de la entidad les explicó que la dirección había dado la orden de recibir los expedientes del recién llegado.
En ese momento el sistema se cayó, lo que provocó más retraso. Ese viernes, Pérez pudo presentar sus papeles a las 6:19 p.m., pero otros usuarios, narró, se quedaron hasta más tarde.
La larga espera no es de lo único que se quejan los usuarios en Migración.
Un abogado, que pidió el anonimato, contó que por estos días tramita el caso de un extranjero que prefirió vender sus propiedades y sacar una suma importante de dinero del Banco Nacional, porque su esposa fue víctima de malos tratos en esa entidad, cuando hacía diligencias para sacar un carné.
Otros tachan de groseros a los funcionarios y agentes de seguridad que trabajan cerca de la Dirección General. “Uno de los encargados de anunciar a las personas que van a ser atendidas por la dirección, no contesta ni los buenos días”, dijo una mujer visiblemente molesta.