No hay teléfono que se le resista. Así de contundente es la capacidad del equipo de espionaje adquirido por el gobierno de Ricardo Martinelli en $13.4 millones y que hoy está desaparecido.
Una fuente cercana a la investigación, que prefirió la reserva de su nombre, aseguró a este medio que el artefacto que se le compró a la empresa israelí M.L.M. Protection podía entrar a una computadora y obtener toda la información allí guardada; captar los datos de cualquier celular sin importar modelo ni marca, y copiar sus archivos de audio, video e imagen; y recoger las conversaciones realizadas por WhatsApp o Blackberry messenger.
La fuente detalló que el equipo de personas que operaba el aparato estaba compuesto por cinco funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional que fueron entrenados por la empresa israelí. De ese grupo se desconoce el paradero de William Pittí y Rony Rodríguez, mientras que Reinaldo Díaz, según la fuente, trabaja hoy con el expresidente Martinelli.
Pese a que todos los directores del Consejo de Seguridad Nacional durante la gestión de Martinelli afirmaron nunca haber visto este equipo, la fuente indicó que este aparato estuvo en uno de los edificios de esta institución en Quarry Heights, en las faldas del cerro Ancón. Lo “movieron” –desaparecieron– tras conocer los resultados de las elecciones generales del 4 de mayo pasado, cuando resultó ganador Juan Carlos Varela, candidato opositor.
EL EQUIPO SIN RASTRO
A mediados de 2010, el extinto Fondo de Inversión Social (FIS), hoy Programa de Ayuda Nacional, dirigido por Giacomo Tamburrelli, adquirió un equipo a la empresa israelí M.L.M. que interceptaba comunicaciones. En aquel momento, esta empresa ya mantenía un contrato con el gobierno de Martinelli para el entrenamiento y capacitación de agentes del Servicio de Protección Institucional (SPI) en la vigilancia del Presidente.
La compra sobrepasó los $300 mil, por lo que la transacción tenía que contar con la aprobación de la junta directiva del FIS, compuesta entonces por Guillermo Ferrufino, ministro de Desarrollo Social; Lucy Molinar, ministra de Educación; Federico Suárez, ministro de Obras Públicas, y Demetrio Papadimitriu, ministro de la Presidencia.
Papadimitriu le confirmó a La Prensa la compra de este equipo, que respondió a una sugerencia de M.L.M. debido a una “crisis de seguridad nacional”. Por esas fechas, el gobierno trataba de resolver las protestas en Bocas del Toro producto de la imposición de la denominada ley chorizo.
En la denuncia interpuesta por el nuevo director del Consejo de Seguridad Nacional, Rolando López, contra su antecesor, Alejandro Garuz –consuegro de Martinelli–, por la desaparición del equipo, reposan los depósitos hechos por el PAN para adquirir este aparato.
Uno de los bancos involucrados en esta transacción es el Banco de Occidente en Colombia, mediante el cual el gobierno realizó varios pagos.
Sin embargo, el equipo no dejó rastro de su entrada al país. Un equipo de semejantes características –interceptar comunicaciones de cualquier ciudadano–, dijo la fuente, tendría que haber ingresado a Panamá mediante un extenso trámite. De acuerdo con los archivos de la Autoridad Nacional de Aduanas, estos trámites nunca existieron.
PRESIDENTE, INFORMADO
El adiestramiento para este equipo, afirmó la fuente, es relativamente fácil. Una semana basta para alguien diestro en el uso de tecnología básica.
Con estas enseñanzas, el grupo de cinco, liderado por Rony Rodríguez, comenzó a ejecutar.
En el Consejo de Seguridad estaba la base del equipo: un anaquel de varios compartimentos que sostenía los diferentes componentes del artefacto.
Tenía también dos extensiones. Una de ellas funcionaba mediante la utilización de computadoras portátiles. Estas podrían transportarse con facilidad para interceptar conversaciones a través de teléfono (en voz o por mensajería), en persona, o simplemente captar los datos personales de otra computadora.
La otra extensión de la sofisticada herramienta de espionaje consistía en un pequeño aparato en una mochila. Tenía un menor alcance, pero igual satisfacía la curiosidad por conocer alguna conversación privada.
La tecnología es cambiante, por lo que la empresa M.L.M., fiel a su compromiso cibernético, actualizaba periódicamente el artefacto para estar siempre a la vanguardia de los celulares y los nuevos sistemas operativos.
El grupo de los cinco, según afirmó la fuente, le preparaba todos los lunes a Martinelli un informe detallado de las conversaciones más interesantes. El director del Consejo de Seguridad era casi siempre el encargado de proporcionar esta información, aunque ocasionalmente le tocaba esta tarea a Reinaldo Díaz.
El 19 de marzo de 2010, apenas un día después de que la Asamblea Nacional derogara el decreto ejecutivo que organizaba el Consejo de Seguridad, Martinelli firmó su propio decreto para reestructurar esta organización.
“El consejo es la instancia del Órgano Ejecutivo y máximo organismo de consulta para establecer y articular la política de seguridad y defensa del Estado, por lo que debe recomendar, formular y evaluar la política y estrategias en esta materia, al igual que aquellos asuntos que le sean encomendados por el presidente de la República”, estableció Martinelli, quien dejó claro en esta nueva norma que el presidente es el único autorizado para convocar una sesión de esta institución.
OJOS QUE NO VEN...
“Cuando él [López] hizo el período de transición, pasé alrededor de 10 a 12 horas diarias con él. Le di razón de muchas cosas. Él preguntó y cuestionó con relación a un equipo que yo ignoraba que existía y que nunca ha estado dentro del consejo”, afirmó en una conferencia de prensa Garuz, cuya hija Marelissa está casada con el menor del clan Martinelli, Luis Enrique. “Mi conciencia está limpia y tranquila. No tengo de qué preocuparme”, añadió Garuz. Su versión es casi idéntica a las declaraciones que ha dado el resto de los directores del Consejo de Seguridad Nacional durante la era Martinelli.
Gustavo Pérez, por ejemplo, afirmó que apenas se enteraba de estas compras. “Lo veo muy raro todo”, dijo quien estuvo a cargo de esta dirección entre marzo y septiembre de 2012, cuando fue sucedido en el cargo por Garuz. “Se hicieron muchas modificaciones. Por eso duré pocos meses, me sacaron rápidamente, porque tenían que colocar a alguien de su confianza (...) esa era una de las razones por la que yo quería salir de ese lugar”, añadió quien luego se convertiría en viceministro de Gobierno.
Julio Moltó dirigió esta institución entre julio de 2010 y marzo de 2012. Tampoco vio nada. “No recuerdo esa compra”.
Su antecesor, Olmedo Alfaro, estuvo al frente de la dirección entre septiembre de 2009 y julio de 2010, cuando se dio la compra de este costoso equipo. “En mi gestión no se tenía conocimiento de esa compra, ni lo compré ni lo mandé a cotizar ni lo tengo... y desconozco su paradero”, afirmó.
Por su parte, Martinelli rompió ayer su silencio. Tras seis días de intentos por parte de este medio para obtener una reacción suya, el expresidente se refirió al tema de la siguiente manera: “Quiero hablar de lo que están sacando... esos ‘pinchazos’, yo no tengo nada que ver con esas babosadas”, expresó Martinelli durante una visita al Tribunal Electoral, institución en la que según él hubo fraude el 4 de mayo pasado.
Al ser cuestionado sobre la denuncia contra su consuegro, Martinelli enfatizó en que no diría más nada. “Yo no hablo babosadas de eso”, dijo visiblemente alterado.
Otro de los funcionarios que ha mantenido el código de silencio es Roberto Henríquez, quien reemplazó a Papadimitriu en la Presidencia a mediados de 2012. Este medio intentó ayer contactarlo, pero no contestó.
Tamburrelli tampoco se ha manifestado sobre el caso. Así mismo, se ausentó de una comparecencia ante la Fiscalía Segunda Anticorrupción alegando problemas de salud.
El embajador de Israel en Panamá, Alexander Galilee, también ha preferido callar. Denisse Romero, del departamento de relaciones públicas, manifestó ayer que Galilee ha estado muy ocupado. Añadió que la próxima semana, cuando culmine varias visitas a lo largo del país, podría pronunciarse.
PRESENTAN SOLICITUD
Mientras que la defensa de Garuz presentó ayer ante la Fiscalía Segunda Anticorrupción, a cargo de Lizzett Chevalier, una solicitud de copia certificada sobre quién recibió el equipo de espionaje. Pidieron también información sobre cómo y cuándo se recibió dicho artefacto.
Así mismo solicita un inventario de los bienes de la entidad desde la administración de Olmedo Alfaro en el Consejo de Seguridad hasta los que han estado en la actualidad.
Fuentes judiciales indicaron que lo que se quiere verificar por parte de la defensa de Garuz es si existió o no el equipo procedente del Estado de Israel, cuya compra fue confirmada por Papadimitriu.
(Con información de Aminta Bustamante y Olmedo Rodríguez).