La alerta de tsunami con la que amaneció ayer Panamá, tras el maremoto que afectó Japón, se esfumó al llegar la noche.
Sin embargo, se evidenció que el país no está en capacidad de enfrentar desastres naturales.
Mientras en otras naciones de la región se adoptaban medidas preventivas y se evacuaba a miles de personas residentes en las zonas costeras, aquí solo se emitió una “alerta verde”, que consistía en un monitoreo, en todo el país, de las costas del Pacífico.
El Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc) pidió a los tripulantes de embarcaciones pequeñas que no se hicieran a la mar, y a la población en general que se mantuviera pendiente de los comunicados de prensa de la entidad y del Gobierno.
Según especialistas del Centro del Agua del Trópico Húmedo para América Latina y el Caribe (Cathalac) y del Instituto de Geociencias de la Universidad de Panamá (UP), falta mucho por hacer para poder afrontar situaciones como las acontecidas ayer.
Para expertos de Cathalac, que pidieron reserva de su nombre, una de las primeras fallas que tiene Panamá es que no hay un Sistema Nacional de Meteorología o Instituto de Sismología, Meteorología e Hidrología, como sí hay en otros países centroamericanos, como El Salvador, Guatemala y Nicaragua.
Criticaron que en el país los monitoreos de las condiciones climáticas y fenómenos naturales se efectúen de manera separada por diferentes entidades, como la Empresa de Transmisión Eléctrica (Etesa), el Instituto de Geociencias de la Universidad de Panamá, y el Observatorio Sísmico de Occidente de Panamá.
Recomendaron que para prevenir y evitar tragedias, el Gobierno y los sectores privados impulsen pronto el establecimiento de un sistema nacional de observación y vigilancia de los mares y costas panameñas.
Agregaron que es necesario que se cuente con equipos de última tecnología, como mareógrafos, aparatos que sirven para medir o registrar las mareas y forman parte de las redes de meteorología y oceanografía para la ayuda a la navegación marítima.
Al preguntarle al director del Instituto de Geociencias de la UP sobre la cantidad de estos equipos con los que cuenta, dijo que solo hay dos –en Balboa y en Colón–, pero necesitan tres más para ubicarlos en zonas de los litorales Pacífico y Atlántico.
Por su parte, el ingeniero geólogo y coordinador de la Unidad de Geología, Vulcanología y Riesgos Geológicos del Instituto de Geociencias, Eric Chichaco, manifestó que en el país hay que trabajar más en prevención.
Según Chichaco, en Panamá no se le saca provecho a las experiencias vividas en otros países por fenómenos de la naturaleza, pues todavía pensamos que “Dios es panameño”. “Sé que no es fácil cambiar esta actitud, pero ya es tiempo de que las instituciones y la población empiecen a variar de forma de pensar”, dijo.
Recomendó que se incluyan, desde la educación primaria, materias que orienten sobre los fenómenos naturales (conocimientos técnicos) y sobre qué hacer antes, durante y después de que ocurren los desastres provocados por estos.
Además, coincidió con los expertos de Cathalac sobre la necesidad de que los fenómenos naturales y las condiciones climáticas sean tratadas por una sola entidad que agrupe la meteorología, sismología, geología, vulcanología, geofísica, geografía, y otras ciencias relacionadas.





