A las 2:15 de la tarde de ayer, la iglesia católica Virgen de Guadalupe, de Las Garzas, en Pacora, estaba a reventar.
Cientos de personas se acercaron al templo para despedir a cinco de las 24 víctimas del accidente de tránsito ocurrido el 13 de agosto pasado, en el que estuvo involucrado un autobús, una camioneta y un camión volquete.
Presidida por el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Panamá, José Domingo Ulloa, la misa transcurrió entre lágrimas, sofocos y conversaciones indiferentes.
Los ataúdes de Euclides Vergara (chofer del autobús) y de sus dos hijos –Yariela y Rolando Vergara–; así como los de Damián Mosquera y Francisco Rodríguez fueron colocados al pie del altar, rodeados por sus familiares.
“Le suplicamos a todo el transporte y a los que están detrás de un volante prudencia y responsabilidad. Pedimos una regulación más severa del transporte y apelamos a la aplicación de las normas de tránsito”, dijo Ulloa durante su sermón.
Afuera no paraba de llover. Adentro, el olor a mirra encendía el ambiente.
Los asistentes, vestidos de negro y gris, miraban al frente con el ceño fruncido, mientras los familiares abanicaban a las esposas, a los esposos, a los hijos. Varias veces falló la corriente eléctrica y la voz de Ulloa se apagó.
“Se nos han muerto varios hermanos... Ninguna de nuestras palabras puede explicar estas muertes”, dijo en otro momento el obispo.
En la ceremonia estuvieron el ministro de Desarrollo Social, Guillermo Ferrufino, y el director del Fondo de Inversión Social, Jácomo Tamburrelli.
Ayer también se realizaron los sepelios de José Nicolás Cruz y de Marcelino Jiménez, el primero de ellos también en Pacora, y el segundo en Tocumen.
El sepelio de José de Jesús Lorenzo Guzmán, por su lado, se llevó a cabo también ayer, pero en la apartada comunidad de Perecabé, en Coclé. Guzmán era padre de cuatro hijos y había quedado viudo hace dos años.
Sobre las razones de la tragedia, los primeros informes indican que el examen de toxicología practicado al conductor del volquete, Carlos Iván Huertas, resultó positivo: por arriba de 100 miligramos por decilitro, cuando una persona con entre 30 y 50 miligramos por decilitro está ebrio e incapacitado para conducir un vehículo.
(Con información de Edilsa González Roca y William Sala)
