Dicen que “el dinero no compra la felicidad”, idea que algunos completan con un: “pero ¡cómo ayuda”!
En teoría, el dinero puede ayudar a satisfacer las necesidades básicas y, con ello, debería hacer felices a las personas, pero la noción de “felicidad” es muy subjetiva y se ve influenciada no solo por el aspecto económico, sino también por los valores.
“Cada uno tiene su definición de felicidad: lo que a uno le hace feliz, a otro lo mantiene frío. Hay valores personales asociados a la felicidad, como la libertad, el amor, la paz y el sentido de familia, que lo llevan a uno a actuar en una u otra dirección, expresa el asesor financiero José Canto.
“Las personas buscan satisfacer necesidades vitales, físicas y emocionales. Después aspiran a alcanzar un nivel de comodidad, que luego son lujos, pero si la persona no está segura de cuánto es suficiente en cosas materiales, es como si persiguiera una quimera”, añade.