A las dos muertes que se le atribuyen a William Cortez, alias Wild Bill, podrían sumarse otras dos, ambos de jornaleros ngäbe buglé que laboraban en la finca propiedad del supuesto asesino en serie, en isla Cauchero, en Bocas del Toro.
Neftalí Jaén, asistente del procurador suplente, Giuseppe Bonissi, confirmó ayer que estos dos indígenas se encuentran desaparecidos, y como tal se investigan sus casos hasta ahora.
Jaén señaló, por otra parte, que información reciente les hace sospechar que Wild Bill no es holandés, como se suponía al principio, sino estadounidense nacido en el estado de Texas.
En tanto, otras fuentes judiciales revelaron que es muy probable que el prófugo y su esposa hayan cruzado la frontera hacia Costa Rica, donde habrían adquirido un camión hace cierto tiempo.
Al parecer, Cortez abandonó el vehículo rojo en el que fue visto por última vez camino a Cerro Punta, en Chiriquí.
Debido a esta posibilidad, las autoridades panameñas alertaron a sus homólogas de Costa Rica y a Interpol.
Las fuentes también informaron que en la casa del sospechoso fueron hallados documentos de identidad de unos 50 costarricenses, guatemaltecos y dominicanos, que no se descarta podrían haber sido sus víctimas.
También se informó que el Instituto de Medicina Legal pidió a Estados Unidos copia de las placas dentales de Mike Brown, antiguo dueño de la finca que ocupaba Cortez, para determinar si una de las osamentas halladas pertenece a él.
Se investiga cómo Wild Bill adquirió dos propiedades y formó varias sociedades anónimas, entre estas Iguana Limited Corp, adquirida en diciembre de 2009. Las pesquisas del caso son adelantadas por el fiscal superior de Chiriquí, Luis Martínez, y el fiscal auxiliar, Ángel Calderón.