"La isla San José esta bendecida por Dios. Lejos de las zonas de huracanes y terremotos, su fauna es abundante y también su vegetación. Se han observado 100 especies de aves diferentes. En sus aguas abundan los peces más deseados por los pescadores deportivos. De julio a septiembre se produce la migración de ballenas y delfines. Es la perla entre las perlas". Así venden a San José los folletos turísticos.
Sin embargo, a pesar de tanta belleza, la isla guarda en sus entrañas una maldición: la innumerable cantidad de bombas químicas que duermen en sus montes, cargadas con agentes químicos.
Las pruebas que pervirtieron el paraíso se realizaron entre 1944 y 1948. Estados Unidos necesitaba probar cómo respondían estas armas en climas tropicales. Durante esos cuatro años se probaron más de 30 mil municiones en San José. Los especialistas aseguran que en ese tiempo el 10% de las bombas caían a tierra sin detonar, como piedras gigantes con un interior diabólico. Es por eso que San José no es el gran centro turístico al que todos quisieran ir los fines de semana.