Un jurado de conciencia determinó que la estadounidense Debra Ann Ridgley es inocente del homicidio de su compatriota Toni Grossi Abrams, cuyo cuerpo apareció descuartizado y carbonizado dentro de una maleta, en un lote en Río Abajo, en abril de 2007.
La audiencia por este crimen empezó el viernes pasado, y un día después el jurado –de siete mujeres y un hombre– dio su veredicto.
Un boletín del Órgano Judicial aclaró que el proceso sigue abierto, ya que falta por juzgar a los colombianos Camilo Castro y Didier Osorio García, aún prófugos.
La versión de Ridgley es que no mató a Grossi, pero sí estuvo en el apartamento de la víctima, en la Vía Veneto, cuando Castro y Osorio la mataron. Dijo, además, que los colombianos la obligaron a cooperar para ocultar el cuerpo.
El argumento del fiscal Franklin Amaya –quien había pedido la condena de la acusada– es que entre ambas mujeres había “fuertes fricciones”.