En los últimos dos años, los casos de pacientes diagnosticados con diabetes que desarrollan insuficiencia renal crónica [fallo en los riñones] han ido en aumento en Panamá. Lo peor del caso es que las personas que sufren de diabetes e insuficiencia renal al mismo tiempo, quedan presas de una patología conocida como anemia [hemoglobina baja].
Uno de los estudios recientes que sustenta estas aseveraciones fue realizado por Daniel Abouganem, miembro de la Comisión Nacional para la Prevención y Lucha contra la Diabetes.
El médico, que hizo investigaciones en la población de la ciudad capital y La Chorrera, detectó también que pacientes sin diagnóstico de diabetes tenían una incidencia de diabetes del 12% y una prevalencia de entre el 8% y 10%.
Ahora bien. Una de las formas más efectivas de controlar la evolución del fallo renal —una de las partes más críticas del problema— sería controlando la hemoglobina. Esta parecía ser una tarea fácil, según lo que detalla el médico especialista Miguel Boza, pues, se afirmaba que sólo había que mantener la hemoglobina del paciente por arriba de los 11g/dl, llegando, incluso, a sobrepasar los 13 g/dl ó 14 g/dl.
Pero esta teoría la tiró por tierra la comunidad médica internacional, que recientemente descubrió y difundió que el pasar intencionalmente [con fármacos] a 13 g/dl el nivel de hemoglobina aumenta la mortalidad en los pacientes con diabetes y falla renal. De la misma manera, hace decenas de años se descubrió que tener una hemoglobina por debajo de 10 g/dl, era mortal.
“Veníamos muy contentos llevando al paciente a niveles de hemoglobina altísimos porque, hasta el momento, sólo se sabía que para abajo era el problema”, detalló Boza.