El sol calentaba y los rayos caían implacablemente sobre Carlos Bonilla, quien junto con un grupo de lugareños esperaba un autobús en la parada ubicada en la entrada de la barriada Jorge Illueca, corregimiento de Las Mañanitas.
A las 10:00 a.m., cuando la espera comenzaba a inquietar a Carlos y a sus vecinos, aparece el Metro Bus –una hora después– , una novedad para ellos, debido que hasta ese momento solo los habían visto circular por la avenida Balboa.
Lentamente el vehículo se detuvo y las personas comenzaron a abordarlo, pero como el recorrido lo inició en el sector 5 de Las Mañanitas, cuando llegó al lugar donde esperaba Carlos ya no había puestos disponibles.
“Entonces voy a pagar un dólar con 25 centavos por viajar parada”, se quejó una joven que no superaba los 25 años, mientras que una amiga le respondía “ni modo, cuando toca, toca”.
Carlos, quien las seguía, se colocó en el espacio destinado para las personas con discapacidad motora. Las jóvenes se acomodaron en la parte trasera del bus.
Viajar de pie no fue la única protesta que salió de la boca de los usuarios: el nuevo costo del pasaje, un dólar con 25 centavos, cuando antes se pagaba un dólar y hasta 75 centavos; la poca velocidad que los conductores le imprimen a los vehículos, además de la demora para abordarlos, formaron parte de los comentarios negativos contra el servicio.
El autobús siguió su recorrido. Pese al aire acondicionado, el sopor se sentía en el ambiente. Tras las primeras quejas, el viaje continuó sin contratiempos.
Al salir del Corredor Sur, Carlos, quien hizo el viaje de pie, calificó el servicio como bueno. Dijo que la seguridad que brinda el Metro Bus fue lo que más le gustó.
Así como Carlos, otros viajeros se mostraron positivos frente al sistema, pese a las situaciones que se presentaron en el recorrido de 30 minutos.