A primera vista, el contrato 45 de 2010 parece inocente: “Suministro de equipo tecnológico, servicio de instalación, entrenamiento y mantenimiento”, dice su título. Pero cada apartado contiene los métodos que utilizaría después el gobierno de Ricardo Martinelli para espiar teléfonos, computadoras, y conversaciones.
Se trata del sistema de vigilancia de largo alcance que adquirió Martinelli por $13.4 millones con el objetivo de instaurar una red de espionaje que le documentara semanalmente de las actividades de sus objetivos, y que hoy está desaparecido.
“Los agentes PSS serán instalados de manera silenciosa en las computadoras del objetivo, utilizando uno de los métodos de infección suministrados. Serán siempre mantenidos ocultos, usando diversos modos de encubrimiento”, señala el contrato, firmado en 2010 por Giacomo Tamburrelli, director del Fondo de Inversión Social (FIS) y Ofer Bar, representante de la empresa israelí M.L.M. Protection.
Abajo de estas dos firmas, aparece la de la contralora Gioconda Torres de Bianchini, que ratificó este documento el 23 de julio de 2010 sin objeción alguna.
TODO APROBADO
La sugerencia para la compra de este equipo llegó de manos de la propia empresa israelí M.L.M. Protection, contratada en esa época para entrenar y capacitar a agentes del Servicio de Protección Institucional (SPI) a cargo de la seguridad de Martinelli.
Según el exministro de la Presidencia Demetrio Papadimitriu, la empresa propuso que le compraran este equipo para enfrentar cualquier crisis de seguridad nacional.
El 19 de mayo de 2010, la junta directiva del FIS –luego convertido a Programa de Ayuda Nacional (PAN)– aprobó la compra de un nuevo equipo. Esa directiva estaba controlada por el presidente (ver gráfica).
A partir de ese momento, la sociedad israelí, en conjunto con un grupo de cinco funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional, se dedicó a acechar los objetivos instruidos por órdenes superiores y a rendirle un informe todos los lunes a Martinelli.
De aquel grupo, William Pittí y Rony Rodríguez no han podido ser ubicados por las autoridades, mientras que Reynaldo Díaz trabaja con el propio Martinelli.
VIGILANCIA A WORD
En la primera parte del contrato, M.L.M. Protection se compromete a instalar, entrenar y mantener un equipo de vigilancia de computadoras personales con el objetivo de recolectar información de manera rutinaria, a mantener la operación encubierta, y a evitar el contacto físico con el objetivo.
“Estos agentes recibirán los comandos del operador para adquirir los datos requeridos del objetivo, utilizando los módulos de adquisición suministrado tales como consulta de archivos, captura de audio, registrador de teclado y muchos más”, asegura el documento, que estipula que la infraestructura estaría instalada en dos servidores.
El contrato incluía adiestramiento para grabación de comunicaciones de Skype y de micrófono, y un módulo de infección del programa Microsoft Word. Para ello se pagó $3 millones.
LLAMADAS PELIGROSAS
El siguiente compromiso de la empresa israelí fue el de proporcionar el sistema de posicionamiento Circles, con el que el artefacto podía interceptar las comunicaciones telefónicas y el intercambio de mensajes entre estos aparatos. Por este servicio, el gobierno de Martinelli desembolsó $7.3 millones.Consistía en un sistema modular, con algoritmos de análisis, bases de datos y mapeadores para poder infiltrar cualquier red móvil.
La misma estaba construida en una plataforma GSM, sobre la que funciona la telefonía celular de segunda generación. Sin embargo, tenía extensiones para funcionar en los posteriores modelos (smartphones).
El sistema también poseía la capacidad de infiltrar las centrales de información de las redes telefónicas mediante puertos SS7. Es decir, capturaban un nombre y un teléfono de la base de datos de las empresas telefónicas, e inmediatamente ejecutaban el sistema de espionaje.
VOCES ESCUCHADAS
El tercer servicio del contrato, que costó $1.6 millón, era un software biométrico de voz que se podía ejecutar fuera de línea y en tiempo real. Incluía un sistema automatizado de filtración que analizaba las reacciones sicofisiológicas del individuo a estímulos mediante algoritmos de inteligencia artificial. En otras palabras, aparte de capturar la conversación, el equipo podía elaborar un análisis sicológico del objetivo mediante su comportamiento físico o su tono de voz. Además, recolectaba huellas digitales y escaneaba documentos.
El contrato también incluyó un sistema de detector de sospechosos, por $220 mil, y el servicio de consultores de inteligencia por dos años, por $1.2 millón.Todos los avances al respecto, debían ser informados al Ministerio de la Presidencia.
LOS PAGOS
Los pagos a la empresa israelí se hicieron en tres fechas a través del Citibank como banco intermediario y el Banco de Occidente (Occidental Bank Barbados) ubicado en Colombia, como el destinatario (ver facsímiles).
Pese a que la empresa que debía recibir el pago era M.L.M. Protection, o en su defecto Ofer Bar com
o el representante legal de esta sociedad israelí, el beneficiario que aparece es la empresa Nunvav.
De acuerdo con el Registro Público de Panamá, Nunvav está integrada por Natan Wancier (presidente), Félix Valencia Maldonado (vicepresidente y tesorero) y Roberto Silvestri (secretario), el agente residente fue Carreira Pittí P.C. Abogados. El primer pago fue el 30 de agosto de 2010 por la suma de $3 millones 258 mil 557; el segundo fue el 10 de diciembre de 2010, por $5 millones 430 mil 928; y el tercer y último pago fue el 29 de abril de 2011, por $2 millones 172 mil 371.
Todos los pagos fueron firmados por Tamburrelli como titular del FIS, y por la contralora.
Una vez realizados los pagos, el exdirector administrativo de la Presidencia de la República Carlos Orillac era informado por Fidelina de Melais, entonces gerente del área gubernamental del Banco Nacional, sobre las transferencias efectuadas.
Del monto de $13 millones 475 mil la empresa M.L.M. Protection pagó $2.6 millones en impuestos.
EL EQUIPO INVISIBLE
La opinión pública supo de este aparato luego de que Rolando López, director del Consejo de Seguridad, denunció por su desaparición ante la Fiscalía Segunda Anticorrupción a su antecesor, Alejandro Garuz, consuegro de Martinelli.
Garuz asegura que nunca vio tal aparato. Incluso organizó una conferencia de prensa en la que manifestó tener su conciencia limpia, sin preocupaciones. Esta misma versión adoptaron todos los titulares del Consejo de Seguridad que fungieron durante la época de Martinelli.
Gustavo Pérez insistió en no estar al tanto de este equipo y hasta dijo que antes de su salida veía todo muy raro; Julio Moltó garantizó que nunca vio un equipo semejante; Olmedo Alfaro, quien dirigió la institución en el tiempo que se adquirió el aparato, negó también su participación en esta red. Una fuente vinculada a la investigación, sin embargo, reveló que desde la compra de este equipo, los titulares del Consejo de Seguridad le rendían un informe a Martinelli todos los lunes. El expresidente, por su parte, ha evitado el tema. “No hablo de babosadas”, aseguró.