Luego de más de tres semanas de protestas, cierre de calles, marchas en contra de la minería a cielo abierto y la aprobación de la Ley 8, el presidente de la República, Ricardo Martinelli, viajó ayer sorpresivamente a San Félix, Chiriquí, para anunciar que derogaría la ley.
“Las encuestas dicen que el 75% de la población panameña no quiere la minería ni entiende la Ley 8, y como Estado tenemos la responsabilidad de echar para atrás cuando sea necesario”, justificó el mandatario, quien llegó a las 9:30 a.m. en un helicóptero, acompañado del obispo de David, José Luis Lacunza; de su vicepresidente, Juan Carlos Varela; del ministro de la Presidencia, Demetrio Papadimitriu; así como del presidente de la Asamblea, José Muñoz.
Martinelli señaló que no puede permitir que las “confusiones por grupos radicales que se aprovechan de la nobleza y la valentía del pueblo Ngäbe Buglé, pongan en peligro la paz del pueblo panameño”.
Su decisión de viajar a San Félix se da cuatro días después de que los grupos indígenas, que rechazan de manera férrea la minería, decretaran una tregua en espera de la derogación de la Ley 8 que ellos consideran lesiva para los recursos naturales y la autonomía de la comarca Ngäbe Buglé.
Fue en esa área de Chiriquí en donde se registró la semana pasada el enfrentamiento entre policías e indígenas, que dejó como saldo 17 heridos con perdigones, más de 20 detenidos y pérdidas en la economía por el bloqueo de la vía Interamericana por cuatro días seguidos.
La reunión entre el mandatario y los indígenas se realizó en el Centro de Capacitación Virgen del Camino, en San Félix.
Durante la reunión, el Presidente aseguró: “no me interesa un comino, un bledo o un guayabo las minas ni los mineros”. Los indígenas, que se mantenían fuera del auditorio del centro parroquial, lo escuchaban atentamente. En la mesa principal solo estaban los líderes de la Coordinadora.
Como mediador de ese encuentro estuvo el obispo de David, José Luis Lacunza. Cuando les correspondió hablar a los indígenas, Rogelio Montezuma, presidente de la Coordinadora, le reclamó al mandatario que hace cuatro días se le hizo el llamado de acudir a San Félix, pero no fue hasta ayer que se presentó a dialogar con ellos. Acto seguido, Montezuma elogió la decisión de derogar la polémica Ley 8.
Alberto Montezuma, miembro de la Coordinadora, tomó también la palabra y aprovechó la presencia de Martinelli para exigir que no se levantara la mesa del diálogo hasta que no se elaborara un borrador de un anteproyecto de ley que prohíba la explotación y exploración minera.
Sus palabras incomodaron al mandatario cuyo semblante cambió. El ministro Demetrio Papadimitriu intentó calmar los ánimos, anunciando la creación de la comisión especial. Fue entonces cuando Martinelli tomó el micrófono y respondió: “he traído al presidente de la Asamblea (José Muñoz), a los ministros para anunciar la derogación de la ley... nosotros confiamos en ustedes y ustedes no confían en mí... si es así me retiro inmediatamente”, dijo Martinelli. Pero no lo hizo.